En la UE cada año se producen casi 5 millones de accidentes laborales, que en la mayoría de los casos supone tres días de absentismo laboral. Para los responsables de la Agencia Europea de la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA), el coste repercute en las empresas y las economías nacionales, por eso mantienen que «invertir en este ámbito es un buen negocio».
En los estudios realizados por esta agencia europea, con sede en Bilbao, se concluye que los hombres tienen más accidentes que las mujeres, los jóvenes corren más riesgo de sufrirlos y los trabajadores de las PYME están más expuestos a ellos que los de las grandes empresas. Agricultura, pesca, construcción y transporte son los sectores con más riesgo. En el lado opuesto están casi todos los empleos relacionados con la «economía verde».
Pero los dos mayores problemas para poder reducir esas tasas de siniestralidad laboral no tienen nada que ver con la realización directa de un trabajo, sino con la evaluación de los riesgos, con la toma de consciencia. El primero es la confianza y la rutina, que hace que «se baje la guardia».
El segundo es la falta de percepción del peligro. El 60 por ciento de los trabajadores y de las empresas consideran que no tienen problemas de seguridad laboral, por tanto «no toman medidas», dice Eusebio Rial, jefe de Prevención e Investigación. Pero hasta una peluquería tiene riesgos (escalones, puntos de electricidad situados cerca de una toma de agua, uso de tijeras, horas de trabajo de pie, etc...).
Las caídas, los resbalones y los tropiezos son la principal causa de bajas laborales. También son muy elevados los problemas derivados de las malas posturas en el trabajo con ordenadores o aquellos que requieren muchas horas de atención visual.
En Europa se calcula que hay unos 20 millones de pequeñas y medianas empresas, el 97 por ciento del tejido empresarial tiene menos de 150 trabajadores y ahí es donde se produce la mayor falta de prevención. El responsable último de ese control es el empresario pero es importante que no se pierda el diálogo social con los sindicatos para seguir luchando contra esta epidemia de nuestra sociedad. Aunque la mayoría de los europeos cree en la importancia de la seguridad en el trabajo para mejorar la competitividad, en la práctica no lo exige.
La EU-OSHA lanza campañas bianuales de sensibilización. Este año el lema es «Trabajando juntos para la prevención de riesgos». Su responsable, Marta Urrutia, destaca que «todo lo que hacemos en seguridad y trabajo es anticiparnos a los problemas y por eso el diálogo entre empresarios y trabajadores es vital porque la seguridad en el trabajo se enmarca dentro de la gestión empresarial de una forma integral e integrada». Además el Observatorio Europeo de Riesgos ha puesto en marcha una herramienta en internet (OIRA) que, mediante un test, facilita a cualquier empresario conocer los riesgos potenciales que puede tener su empresa.