«Hay sitio para todos», aseguraba Enikő Győri, embajadora de Hungría en España, durante las jornadas «mangalica y el ibérico –proponiendo una alianza por la conservación de las razas tradicionales», celebradas en el marco del Mes de Hungría. El acto también ha contado con la participación de Zsolt Feldman, Vicesecretario de Estado de Economía Agraria de Hungría y Cristina Clemente Martínez, subdirectora general de Control y Laboratorios Alimentarios del Ministerio de Agricultura.
Desde hace más de un siglo en Hungría, un país donde no hay ni bellotas ni dehesas, se crían cerdos de la raza mangalica. La especie se caracteriza por tener un pelaje que recuerda a las lanas de las ovejas y tiene una carne muy grasa e infiltrada, muy similar a la de los cerdos ibéricos. Esta cualidad lo convierte en una especie más que adecuada para la elaboración de productos de calidad. Sin embargo, mientras en España el jamón curado es el producto rey del mercado, Hungría se ha especializado en la elaboración de chorizos y salamis, dos productos con gran tradición en la gastronomía del país.
Uno de los temas centrales de las ponencias ha sido la importancia de conservar las razas tradicionales. España cuenta sus cerdos ibéricos por cientos de miles, Hungría apenas tiene una población de 30.000 ejemplares de mangalica. Es por ello que los productores quieren aprovechar su estancia en Madrid para aprender las formas de producción y elaboración del sector porcino español.
Proteger las razas
Uno de las principales preocupaciones de los productores, tanto de ibérico como de mangalica, es que para conseguir productos de calidad, los animales deben criarse en explotaciones extensas y con una tecnología muy específica, lo que además conlleva ciclos muy largos de crianza. Es por ello que los participantes en el acto han hecho un llamamiento para conservar y proteger las formas tradicionales de cría y han reclamado estrechar la cooperación y conciliación de intereses en el escenario europeo y mundial. «Es de interés común que estas razas tradicionales se preserven también en la época de la globalización», han asegurado. «Son productos de calidad, requieren gran apoyo de la industria ganadera y de los mercados», han añadido durante las ponencias.
Han recalcado, además, que las dos especies no compiten entre sí. «Es beneficioso para ambas partes y no amenaza a sus respectivos mercados», han insistido los productores presentes en el Casino de Madrid. Y es que aunque con la carne del mangalica se puede conseguir un jamón muy similar a los ibéricos españoles, los productores húngaros, especializados en la producción de chorizo y salami, apenas venden unos pocos miles de ejemplares en España.
Uno de los principales objetivos de las jornadas es que los productores húngaros puedan darse a conocer en nuestro país y abrir camino a sus productos. Al mismo tiempo, durante su visita pretenden conocer de cerca los métodos de elaboración de los productores de ibérico. Volverán a tener una oportunidad de estrechar lazos con la industria española en noviembre, durante la celebración del encuentro Fatty Pig, el mayor congreso mundial de expertos en productos porcinos, que se celebrará en la localidad húngara de Herceghalom. España será este año el país invitado al evento.