El senegalés Jacques Diouf, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha convocado una huelga de hambre y ha iniciado una campaña para recoger firmas bajo el lema «No estoy de acuerdo», que quiere hacer llegar a los líderes mundiales cuando el lunes se reúnan en la Cumbre Mundial para la Seguridad Alimentaria.
Diouf, espera que la petición sea firmada por más de mil millones de personas que así demostrarán que buena parte del mundo quiere ayudar a la otra parte que vive en la miseria.
«La FAO no puede resolver el problema del hambre en el mundo. Su función es sensibilizar a los líderes del mundo, proteger al consumidor y denunciar el acaparamiento de tierras».
Según cifras de la FAO, el hambre afecta en estos momentos a 1.020 millones de personas. De ellas 105 millones son víctimas de la crisis financiera del último año. En 31 países se ha incrementado el hambre, esto opaca un poco la buena noticia de que en 16, uno de ellos Brasil, ha disminuido el número de hambrientos.
La FAO considera fundamental que se invierta en agricultura y pide que se aumenten los fondos oficiales para el desarrollo en unos 44.000 millones de dólares al año.
Entre los muchos problemas que tienen los países en desarrollo está la falta de formación. Entre el 15 y el 50 % de la producción se pierde una vez cosechados. Las causas son, entre otras, la recolección en un momento inadecuado del proceso de maduración, exposición excesiva a la lluvia, sequía, temperaturas extremas o contaminación por microorganismos. La FAO dice que son necesarios más proyectos de formación del personal que trata los alimentos tras las cosechas y construir almacenes para que los productos no se echen a perder.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, va a proponer en la Conferencia la puesta en marcha de «un sistema internacional de alerta alimentaria temprana basado en la ciencia» parecido al que se ha creado para la lucha contra el cambio climático. euroXpress