Es necesario hacer cambios profundos en la forma en que se gestionan y utilizan los recursos marinos del planeta para salvaguardar la seguridad alimentaria mundial y asegurar el bienestar de los países costeros e insulares, afirmó hoy el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, ante un grupo de responsables políticos de alto nivel reunidos en la capital de los E.A.U.
«No podemos seguir utilizando los recursos marinos y acuáticos como si fueran infinitos. Y no podemos seguir usando nuestros océanos como un vertedero», dijo al intervenir en la Cumbre sobre Economía Azul (19-20 de enero, Abu Dhabi), a la que asistieron jefes de Estado, ministros de medio ambiente y pesca, y otras partes interesadas.
Resulta necesario plantearse seriamente, y desde ya, las amenazas graves para la salud del océano, como la contaminación, la sobrepesca y las alteraciones meteorológicas y el aumento del nivel del mar causados por el cambio climático, argumentó el principal responsable de la FAO.
«La salud de nuestro propio planeta, nuestra salud y la seguridad alimentaria, dependen de la forma en que tratamos el mundo azul», añadió Graziano da Silva.
Es hora de actuar
En promedio, casi el 17 por ciento de la proteína animal consumida en el mundo procede de la pesca y la acuicultura, y en muchos pequeños estados insulares en desarrollo, esta cifra es mucho mayor.
Al mismo tiempo, los medios de vida del 12 por ciento de la población mundial dependen de la pesca y la acuicultura, principalmente en los países en desarrollo.
Pero se calcula que el 30 por ciento de las poblaciones mundiales de peces están sobreexplotadas, agotadas o recuperándose del agotamiento, con pérdidas económicas en la pesca marina derivadas de una mala gestión, ineficacia y sobrepesca que ascienden 50.000 millones de dólares EEUU al año, según estudios de la FAO.
Y ahora el cambio climático plantea nuevos retos a las poblaciones que dependen de los océanos, al modificar la distribución y productividad de las especies marinas y de agua dulce -lo que afecta los procesos biológicos-, y alterar las redes alimentarias.
Los cambios meteorológicos debidos al cambio climático también están haciendo mella en muchas comunidades que dependen del mar, mientras que la amenaza del aumento del nivel del mar está destinada a tener graves consecuencias, especialmente para los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID). (Más información sobre los desafíos a los que se enfrentan los pequeños Estados insulares en desarrollo, y cómo se organizan para hacerles frente)
En los últimos treinta años se ha producido unos 80 acuerdos diferentes en relación a cómo hacer frente a diversas amenazas al océano promulgados a nivel global, según Graziano da Silva, quien añadió: «no sólo necesitamos comprometernos, tenemos que actuar».
Una economía azul
El concepto de «economía azul», surgido en la Conferencia de Río+20 de 2012 desempeñará un papel importante en el logro de los objetivos de desarrollo sostenible a nivel mundial después de 2015, aseguró Graziano da Silva en su intervención.
El modelo de economía azul hace hincapié en la conservación y la gestión sostenible, basado en la premisa de que los ecosistemas oceánicos saludables son más productivos y representan la única manera de garantizar que las economías que dependen del mar sean sostenibles. También tiene como objetivo garantizar que los pequeños Estados insulares en desarrollo y los Estados costeros del mundo en desarrollo se beneficien de manera equitativa de sus recursos marinos.
Para apoyar el cambio hacia este nueva estrategia, la FAO está estableciendo una nueva Iniciativa de Crecimiento Azul, a través de la cual la Organización apoyará a los países en el desarrollo e implementación de las agendas de economía y crecimiento azules.
La iniciativa tendrá como objetivo fomentar alianzas y actuar como catalizador para el desarrollo de políticas, inversiones e innovación en apoyo de la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza y la gestión sostenible de los recursos acuáticos. NP FAO