Faltan pocos días para que se materialice el acuerdo con Grecia. Hoy no ha podido ser, pero ahora sí, es cuestión de pocos días. Los jefes de estado y de gobierno y los ministros de la Eurozona han enviado una señal política: el pacto llegará esta semana. La saga griega tendrá que esperar un poco más, hasta el miércoles, cuando el Eurogrupo se encuentre de nuevo para llegar a un acuerdo que lleva haciéndose de rogar desde hace seis meses. Aunque aún queda trabajo por hacer.
La jornada ha empezado con una reunión de los ministros de finanzas de la zona euro, pasada la una de la tarde y que acabó en menos de dos horas. Aunque se avistaba un mal augurio, ya que los anteriores encuentros, tanto cortos como largos, no habían sido positivos. No obstante, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, anunció que las nuevas propuestas de Grecia van «en una dirección positiva y son una oportunidad para llegar a un acuerdo esta semana». Ahora deben ser evaluadas a nivel técnico por las instituciones y las autoridades helenas para discutir los detalles «inmediatamente». «Se conseguirá esta semana», aseguró Juncker.
La reunión de los ministros no había empezado con buen pie. Las declaraciones de algunos titulares no presagiaban entendimiento, como el alemán Wolfang Schäuble quien lamentaba que las propuestas no eran nuevas y que se encontraban «igual que el jueves», cuando se reunieron los ministros en Luxemburgo sin obtener ningún resultado. «Las últimas propuestas griegas son las primeras propuestas reales en muchas semanas, aunque obviamente todavía falta la evaluación de las instituciones», anunciaba el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que desde hace dos semanas ha elevado el tono contra las autoridades griegas.
Los líderes europeos se mostraban cada vez más irritados culpando a Grecia por la falta de acuerdo. «El gobierno griego todavía quiere seguir de fiesta pero las facturas las tienen que pagar los demás», espetaba la polémica presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaite. La canciller alemana Angela Merkel también ha admitido que en la cumbre sólo «se ha evaluado» la propuesta, a la espera de las discusiones a nivel técnico. Pero finalmente, se ha convertio en «un paso positivo», según ha aclarado Tusk.
El objetivo es llegar a un acuerdo antes del 30 de junio, cuando expira la extensión del programa de rescate y cuando Atenas tendrá que hacer efectivo el pago de 1,6 millones de euros al FMI que ahora mismo no puede pagar. La cumbre de hoy ha sido para evaluar las propuestas, básicas para hacer el desembolso de los 7,2 millones de euros que requiere Atenas. Poco después de que las instituciones recibieran las propuestas, han sido filtradas por la prensa griega. El último documento pone sobre la mesa una de las líneas rojas de Atenas, y una de las más controvertidas, establecer reformas en las pensiones, con un aumento de la edad jubilación a los 67 años y eliminar las prejubilaciones. Atenas también aceptaría el 1 % de superávit primario y propone un aumento del IVA al 23 %, aunque mantiene la propuesta de tener tres tipos, alimentos y energía al 13 % y medicinas y libros al 6 %.
Desde que las negociaciones comenzaron hace seis meses, la fuga de capitales no ha cesado, pero en las últimas semanas, con el temor a un corralito, se ha acelerado. Los griegos han retirado 4.200 millones de euros de los bancos. Ante la situación, el BCE se reunió de nuevo ayer para elevar por tercera vez en seis días, el límite de la ayuda de emergencia. La pasada semana, Draghi anunció el aumento de 1.100 millones de euros, hasta un total de 84.100 millones. Tras la reunión del Eurogrupo del pasado jueves, a petición del Banco Central de Grecia, la Eurobanc decidió nuevamente elevar la cantidad a 1.800 millones, según la agencia Reuters. Ayer, fuentes citadas por el diario alemán Frankfurter Allgeimeine Zeitung, sería de 1.300 millones. El país casi sólo se puede financiar a través de este mecanismo, un crédito con un interés mucho más alto que los préstamos normales del BCE. El otro punto de la discordia es la deuda griega, que supera los 320.000 millones de euros, un 180 % de su PIB y por lo que el gobierno de Alexis Tsipras pide un alivio, cuestión de la que los gobiernos no quieren oír hablar.
Este lunes ha comenzado la cuenta atrás para llegar un acuerdo con Grecia. Un pacto muy difícil con un trasfondo más político que económico. Si finalmente se llega a un entendimiento, Tsipras deberá convencer tanto a la izquierda como a la derecha de su gobierno de que Atenas ha luchado hasta el final para llegar a un acuerdo favorable, también a su electorado al que prometió que la austeridad no volvería nunca más.