El resultado del referendum de ayer no puede estar más claro. Una aplastante mayoría de ciudadanos griegos ha rechazado la propuesta de aceptar más políticas de austeridad si no se debate la sostenibilidad de su deuda a largo plazo. Pero ¿propicia esto llegar a un posible acuerdo? No lo creo, pero al estar agotándose el tiempo rápidamente, al menos se ha forzado a la toma de decisiones en los próximos días. Esto es lo que creo que está pasando, continuando mi anterior artículo sobre la situación pre-referéndum.
1) Estamos viendo que los gobiernos de los paises de la Eurozona están enfrentándose entre ellos. La primera reacción de la Comisión Europea ha sido esta:
«La Comisión Europea toma nota y respeta el referendum en Grecia. El presidente Juncker está en contacto (...) con los líderes elegidos democráticamente de los otros 18 estados miembros de la Eurozona así como con los dirigentes de las instituciones europeas»
La frase «los otros 18 miembros de la Eurozona elegidos democráticamente» es como decir «aún después del referendum, no creais que vuestra opinión cuenta más que la de los otros».
2) La primera decisión debe tomarla el BCE. La maltrecha ayuda de fondos de emergencia (ELA) estará agotada en poco tiempo y podría llevar a la instauración de un sistema de pago alternativo cuando se acaben los euros en los bancos. Si los rumores que se aireaban ayer por la televisión alemana son ciertos, parece que el BCE no hará nada hoy para no dar la impresión de ser un ente «político». No hacer nada también es muy "político" pero ese es otro tema.
3) Si no se prolonga la ELA, la presión sobre la economía griega se intensificará hasta que colapse, probablemente antes del fin de esta semana si no pasa nada mas. Es de esperar que la responsabilidad de lo que esta ocurriendo salte de unos a otros, ya que nadie quiere reconocerse como culpable. El BCE no evita que la ELA siga usándose como elemento de presión en la reunión del Consejo que deberá tomar decisiones mañana, lo que urge al gobierno griego a presentar propuestas «realistas»...
4) La dimisión de Varoufakis en el lado griego es una señal para hacer borrón y cuenta nueva bajo estas circunstancias excepcionales. Sería bienvenida la reciprocidad por parte de sus acreedores a este gesto de buena voluntad. Quizá no con otra dimisión -aunque creo que no muchos se dan cuenta de que ellos mismos son un obstáculo, creyéndose justificados con su carg para mostrarse duros- pero quizá sí alguna otra medida. El ofrecimiento de la reestructuración de la deuda sería lo más obvio.
5) Angela Merkel está ahora entre la espada y la pared. Su actitud de matón de barrio se está desmoronando espectacularmente. Si Grecia va a seguir en la Eurozona necesitará más fondos, y la factura va a ser aún mayor dada la situación que ella misma ha ayudado a provocar. Como resultado del rechazo a reconocer como un fracaso las medidas de los últimos cinco años, estaría ahora en muy mala posición para convencer a sus propios parlamentarios de que voten a favor de conceder nuevas ayudas. Se dice en Berlín que al menos un tercio de su propio grupo parlamentario estaría en contra de aportar más ayuda, así que tendría que apoyarse en su socio de coalición (y puede que incluso en la oposición) para lograr una mayoría. Esta derrota pasaría una factura que ni ella misma podría sacudirse con facilidad. Podría ser el inicio de su ocaso político después de casi diez años de mandato.
La alternativa es que no se llegue a ningún acuerdo y, probablemente desde el BCE, se expulse a Grecia de la Zona Euro. Esto llevaría a Grecia a una situación desesperada y a la UE a una suerte de limbo, ya que no existe ningún procedimiento legal que contemple este escenario, lo que añadiría más desgaste al conjunto. Merkel entraría en los anales de la historia como la canciller alemana que fracturó el euro y aceleró la desintegración europea.
Esta es -creo yo- la situación actual. Y esto nos lleva a que se debe encontrar una solución en los próximos días o los hechos se desencadenarán por sí mismos tomando sus propias decisiones en lugar de los líderes europeos. Aún tengo esperanzas en que regrese la cordura y que se llegue a un acuerdo que ayude a superar esta situación, y Grecia se mantenga dentro del euro con una promesa creíble de un futuro mejor. La presión aumenta y el tiempo que queda es realmente muy escaso.