Precisamente el uso de drones como nueva arma bélica ha sido el tema principal de Good Kill, la encargada de cerrar la Sección Oficial. Andrew Niccol cuenta la historia de un oficial del ejército, cuyo trabajo consiste en dirigir desde una base militar de Las Vegas, los drones que se emplean para neutralizar las supuestas amenazas terroristas en Afganistán. La cinta, que había creado unas grandes expectativas al abordar un tema de rabiosa actualidad, ha sido una de las grandes decepciones del festival. Para muchos críticos, el director estadounidense convierte en un trabajo «mediocre», lo que a priori era una buena idea.
Pasolini, otra de las películas más esperadas del festival tampoco ha cumplido las expectativas. Abel Ferrara recuperaba para la ocasión la historia de Pier Paolo Pasolini, asesinado brutalmente en una playa de Roma en noviembre de 1975, y cuyo crimen aún no ha sido esclarecido. Sin embargo, la crítica solo ha salvado la actuación de Willem Dafoe, que consigue mimetizarse con el personaje hasta alcanzar, incluso, un sorprendente parecido físico. «La película tiene más de ficción que de reconstrucción histórica», lamentaban estos días los críticos de cine.
El que sí ha estado a la altura ha sido Alejandro González Iñárritu. Bridman, la primera incursión en la comedia del director mexicano, ponía el listón muy alto en la sesión inaugural de la 71ª edición de la Mostra. Todavía resuena en la ciudad de las góndolas el sonido de los aplausos de la prensa tras la proyección inaugural. En esta ocasión Michael Keaton se mete en la piel de un actor en decadencia que lucha por recuperar la fama montando una obra de teatro.
Glamur sobre la alfombra roja
Pero además, la proyección de la película de González Iñárritu también dejó el primer duelo de elegancia sobre la alfombra roja. Emma Stone dejaba a los fotógrafos con la boca abierta con el escote de vértigo de su vestido verde oscuro. Frente a ella, una Nieves Álvarez deslumbrante con un exquisito vestido fucsia de Alberta Ferreti, con otro escote espectacular, aunque esta vez en la espalda.
Mila Jovovich también acaparó todos los flashes durante la presentación de Cymbeline. Michael Almereyda ha presentado en Venecia su versión motera de uno de los clásicos de Shakespeare. «Respeto completamente la tradición británica, pero decidí ambientar el texto en América y con actores americanos para poder dar un punto de vista más personal e íntimo», explicaba Almereyda durante la rueda de prensa.
La presencia española se ha limitado Words of Gods, un mosaico sobre el estado de las religiones en el mundo, para el que Guillermo Arriaga ha contado con la colaboración de Álex de la Iglesia y Héctor Babenco. «El objetivo de la película es encender un diálogo para comprendernos mejor a nosotros mismos y convertirnos en mejores seres humanos», aseguraba el director. Además, la 71ª edición de la Mostra ha servido para recuperar a dos veteranos: Al Pacino y Viggo Mortensen.
La reivindicación este año llegaba de la mano de la directora iraní, Rakhshan Banietemad, que aprovechaba la presentación de Tales, para pedir el fin del embargo a Irán. Y la polémica saltaba tras la proyección de La Trattativa, un documental que sugiere las relaciones encubiertas entre la élite política italiana y el crimen organizado. Su directora, Sabina Guzzanti, salía al paso de las críticas explicando que había comprobado todos los hechos «1.400 veces».
Y es que 10 días de cine dan para mucho; también para los momentos emotivos, como la entrega del premio a James Franco en reconocimiento a su trayectoria. Franco, que se inició en la gran pantalla como actor, ha demostrado también sus dotes como director y guionista. «He hecho blockbusters de éxito y he salido en películas realmente malas; por eso, como cineasta, sólo dirijo las películas que me gustaría ver», aseguraba durante la rueda de prensa. Reconocimiento también a Frederick Wiseman, que a sus 84 años, es ya, un habitual de la Mostra.