Ni fruta, ni verdura, ni carne, ni pescado, ni leche, ni productos lácteos. Rusia anunciaba este jueves que prohíbe importar productos agrícolas perecederos desde Estados Unidos, la Unión Europea, Australia, Canadá y Noruega. Es la respuesta del Kremlin a las sanciones aplicadas por los países occidentales a Moscú como consecuencia de su apoyo a los rebeldes ucranianos. Si el Gobierno ruso cumple su amenaza, y el veto se mantiene en el tiempo, podría suponer un coste millonario para los países afectados.
Moscú califica las sanciones de la UE de «destructivas y cortas de vista» y añade que Estados Unidos y Europa sufrirán. Las sanciones impuestas este martes por la UE son las más duras desde la guerra fría y según los presidentes de la Comisión y del Consejo son una advertencia enérgica por la «anexión ilegal de un territorio y la desestabilización deliberada de un país soberano vecino».
La 20 Conferencia Internacional sobre el Sida concluyó este viernes 25 en Australia como la primera en su historia que no solo ha recordado a los 39 millones de personas que murieron por la enfermedad, sino también a las víctimas del vuelo de Malaysia Airlines derribado en Ucrania con seis de los conferenciantes a bordo.
La UE prepara la futura aplicación de sanciones económicas a Rusia tras el derribo del avión MH17 la pasada semana en la frontera de Ucrania, supuestamente abatido por los militares prorrusos que combaten en el este del país. Los Ministros de Asuntos Exteriores de los Veintiocho se han reunido hoy en Bruselas para pedir al Ejecutivo comunitario la posibilidad de aplicar nuevas medidas restrictivas. Así, la UE dice estar «preparada» para introducirlas «sin dilación» en caso de que sea necesario.
Cuatro días ha tardado el presidente ruso Vladimir Putin en dar su versión de lo ocurrido con el MH17. En una declaración grabada se ha comprometido a hacer todo lo que esté en su mano para que el conflicto armado en el este de Ucrania se resuelva de forma política. La declaración llega horas después de que Naciones Unidas haya aprobado una declaración pidiendo una investigación independiente, mientras se suceden las acusaciones de una posible destrucción de pruebas en la zona.
Según las autoridades holandesas, país desde el que despegó el avión de Malaysia Airlines, abatido al este de Donetsk, de las 298 víctimas del ataque, 206 eran europeas, la mayoría holandeses. 189 pasajeros eran de esa nacionalidad, a los que hay que añadir 9 británicos, 4 alemanes y 4 belgas. La comunidad científica y médica está desolada, porque parte de los pasajeros viajaban a Melbourne para participar en una conferencia internacional sobre el sida.