-¿Es un capitán?, preguntaba la niña a hombros de su madre. Hacía escasos diez minutos que había finalizado el acto de la Asociación 25 de Abril, en la que se agrupan los militares que acabaron con la dictadura. El expresidente socialista Mario Soares intentaba salir del Largo do Carmo, entre aplausos, gritos, abrazos, besos... Entre mucha gente. Y muchos claveles.
Portugal silencia a los protagonistas de su democracia en el 40 aniversario de la Revolución de los claveles