Los presidentes de Cuba, Raúl Castro, y de Estados Unidos, Barack Obama, ratificaron este lunes 21, durante su primer encuentro oficial en La Habana, su decisión de avanzar hacia una relación normal entre los dos países, pese a sus grandes diferencias en temas como democracia y derechos humanos
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, izará la bandera de las franjas y estrellas en el emblemático edificio de la Embajada de Washington en La Habana el viernes 14 de agosto. El exsenador y antiguo candidato a la presidencia ha querido acelerar para ello su convalecencia por el accidente de bicicleta sufrido en Suiza, en el que se fracturó el fémur.
La reanudación de relaciones oficiales entre Cuba y Estados Unidos, luego del anuncio de Washington este 1 de julio sobre la apertura de una embajada en La Habana, es el penúltimo capítulo de un inexorable proceso de normalización de los vínculos entre los dos países, interrumpidos hace más de medio siglo.
El presidente de Francia, ha comenzado este lunes la primera visita de un jefe de Estado francés a Cuba. Francia no quiere perder tiempo ni espacio en este momento de apertura. Hollande ha llegado en compañía de ejecutivos de empresas como Air France, Accor o Pernod Ricard empresas que ya operan la isla, pero que quieren ampliar sus negocios.
Barack Obama había nacido hacía solo cuatro días cuando Ernesto «Che» Guevara fustigó públicamente la política hostil de Estados Unidos hacia Cuba durante una cumbre interamericana, reiteró la disposición de Fidel Castro a dialogar para resolver las diferencias en pie de igualdad y conversó en secreto con un enviado de Washington.
El 17 de diciembre, el presidente estadounidense Barack Obama anunció el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, después de más de cinco décadas de una política equivocada que mi tío, John F. Kennedy, y mi padre, Robert F. Kennedy, fueron responsables de aplicar después de que el gobierno de Dwight D. Eisenhower (1953-1961) implementara el embargo contra la isla por primera vez en octubre de 1960.
Cuando el carismático Ernesto «Che» Guevara, por entonces el segundo al mando del líder cubano Fidel Castro, habló ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1964, la sede del foro mundial fue, literalmente, objeto de un atentado.
El sonido de una explosión sofocó momentáneamente el discurso del revolucionario marxista de origen argentino.