Desde que Viktor Orbán es primer ministro de Hungría, no ha parado de aumentar su lista de agravios hacia la inmigración, la población o el Estado de derecho. La paciencia de la Eurocámara y de la Comisión Europea terminó cuando abrió la posibilidad de volver a instaurar la pena de muerte.
Aunque parece que ha dado marcha atrás, el primer ministro húngaro Viktor Orbán, ha encendido esta semana todas las alarmas en la Unión Europea, cuando sugirió este miércoles la posibilidad de reinstaurar en Hungría la pena de muerte. La contestación del presidente de la Comisión fue inmediata:»si lo hiciera, habría una lucha».
La situación de los derechos humanos está en «regresión» en Asia y el Pacífico, la región donde habitan dos terceras partes de la población del planeta, denuncia Amnistía Internacional en su principal informe anual. Destaca, entre otros problemas, malos antecedentes en materia de libertad de expresión, aumento de la violencia contra las minorías étnicas y religiosas, y represión estatal contra activistas y organizaciones de la sociedad civil.
El petróleo habló más alto. Por resolución unánime, la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP) ha aceptado este miércoles 23 a Guinea Ecuatorial como miembro pleno, pese a que la organización prohíbe los regímenes dictatoriales y los que mantengan la pena de muerte en su jurisdicción.
El número de ejecuciones registradas en el mundo aumentó un 14 por ciento el año pasado. Las medidas antiterroristas en Iraq y las políticas de mano dura contra las drogas promovieron más de la mitad de las sentencias de pena capital. Amnistía Internacional señala que por lo menos 778 personas fueron ejecutadas en 22 países el año pasado, sin incluir a países como China.