En Europa, el votante sobrevenido de los grupos ultranacionalistas o de la extrema derecha populista o ultranacionalista es un ciudadano –que además de otras cosas- se siente vulnerable. Y –con razón o sin ella- cree que los partidos tradicionales, especialmente los socialdemócratas, evitan debates que le interesan: sobre la desigualdad, sobre la inmigración o sobre valores sociales que esos partidos asumían no hace tanto tiempo.
La profunda crisis económica, política y de identidad que vive Europa y sus principales instituciones están afectando a los nombramientos más importantes de la Unión Europea. Los intereses nacionales y políticos vuelven a primar y en este «juego interesado» sigue estancada la UE. Siempre ha sido así en los meses previos a la elección del Colegio de Comisarios, pero en esta ocasión, los líderes tienen miedo a que sus ciudadanos crean que han perdido demasiado y que eso beneficia a otros países. La «italizanización» del PE, resultado de las elecciones de mayo, han causado más daño del que han mostrado públicamente los líderes europeos, y ahora se enzarzan en una batalla en la que, casi seguro, perdemos todos.
Cada cinco años, tras las elecciones europeas, empiezan las discusiones, el baile de nombres, los juegos de tronos y la pugna entre Estados miembros. Esta vez, sin embargo, ha habido pequeños cambios: la elección a Presidente del Ejecutivo comunitario se hizo teniendo en cuenta el resultado de las elecciones, y por lo tanto, los Veintiocho designaron a Jean-Claude Juncker. Pero en la UE hay otros puestos muy codiciados: la presidencia permanente del Consejo y el de Alto Representante de la Política Exterior, que previsiblemente se elijan este miércoles.
Uno de los jarros de agua fría para el Presidente francés François Hollande fue la derrota de los socialistas en los comicios europeos y la victoria del Frente Nacional liderado por Marine LePen, que se convirtió en la primera fuerza política del país. Sin embargo, la alegría le ha durado poco a la francesa, ya que ha sido incapaz de crear el grupo parlamentario Alianza Europea por la Libertad que pretendía junto con el holandés Geert Wilders.
Los Jefes de Estado y de Gobierno están reunidos en Bruselas. Oficialmente, para tratar las prioridades de los próximos cinco años. Sin embargo, en los pasillos habrá un baile de nombres de entre los que destaca Jean-Claude Juncker. Según indican fuentes diplomáticas, es «lógico» que el ex presidente del Eurogrupo sea quien presida la Comisión.