Imagine un orfanato de 300 niños abandonados por haber sido fruto de violaciones sexuales. Ahora imagine una aldea donde solo en el último año fueron violados 11 bebés de entre seis meses y un año y 59 infantes de entre uno y tres años.
La historia de la violencia sexual en los conflictos es tan antigua como la guerra misma. No distingue fronteras, condición étnica, religión ni edad.Mientras los negociadores de Estados Unidos e Irán se preparan para otra ronda de conversaciones nucleares el mes próximo en Ginebra, el presidente iraní Hasán Ruhaní guarda silencio sobre otro asunto que podría ser aún más indicativo de su voluntad de frenar a los conservadores de línea dura.
«Es igual que una cárcel. Un día allí son como 100 años», dice la nigeriana Jennifer, de 35 años, refiriéndose a lo que tuvo que soportar su tía en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Málaga, antes de ser deportada. Quizá sea peor que una cárcel.
Alrededor del 9 por ciento de las españolas de entre 50 y 59 años padece osteoporosis una cifra que se eleva hasta el 70 por ciento entre los 70 y 80 años. Esta enfermedad, que descalcifica los huesos y los vuelve porosos y débiles, no solo afecta a las mujeres, aunque son las que más la padecen. En la UE 22 millones de mujeres y 5,5 millones de hombres sufren osteoporosis con la consiguiente rotura de huesos.
En su natal valle de Swat, la lucha de la pakistaní Malala Yousafzai, una de las candidatas de este año al premio Nobel de la Paz, no solo ha acercado más niñas a las escuelas que en 2012, sino también ha creado división entre la población. Un porcentaje importante de personas se siente distante e incluso se refieren con hostilidad hacia ella.
El Parlamento europeo ha concedido su Premio Sájarov a la libertad de conciencia a la joven paquistaní Malala Yousafzai, víctima de un intento de asesinato por defender el derecho a la educación de las niñas.
Swat no está en paz con MalalaCoincidendia o no, el Consejo de Europa y Naciones Unidas hablan estos días de la Trata de personas en el continente europeo. El Grupo de Estados sobre la lucha contra la Trata de Seres Humanos (GRETA) ha pedido a España que no expulse a las víctimas, la mayoría extranjeros, y que les garantice un retorno voluntario y asistido. En la ONU el debate se centra sobre la legalización o no de la prostitución.