Para el partido verde un gobierno en funciones debería dar explicaciones ante el Parlamento antes de ratificar el acuerdo europeo con Turquía.
Cuando los 46 millones de españoles se fueron a la cama en la madrugada de este lunes 21 de diciembre, tras conocer los resultados de las elecciones legislativas del domingo, seguramente ninguno de ellos sabía quién iba a gobernar España durante los próximos cuatros años, si es que lo ha conseguido alguien.
«Menos Siria y más Soria», es el consejo que Barack Obama, David Cameron y François Hollande parecieran recibir del presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, maestro en la prudencia gallega y la indecisión contrastante con su antecesor José María Aznar, quien antaño se mostró raudo y veloz en ofrecer tropas al entonces mandatario estadounidense George W. Bush para la invasión de Iraq, en marzo de 2003, antesala de la guerra en Siria.
Los desafíos en materia de defensa, la seguridad en el Mediterráneo y los proyectos de inversión en las regiones europeas han protagonizado la jornada inaugural del Congreso del Partido Popular Europeo (PPE). En un acto paralelo, el Presidente de la Comisión Europea, Jean – Claude Juncker, se ha referido a la crisis multidimensional que atraviesa el Continente.
Françoise Holland, Angela Merkel y Mariano Rajoy comparecían a media tarde de luto y con rostro serio. «Estamos unidos por el mismo dolor», aseguraba la Canciller alemana tras conocer junto a sus homólogos español y francés cómo avanzan las labores de rescate. Con una de las cajas negras recuperadas, los esfuerzos se centran ahora en descubrir qué ocurrió en la cabina del avión de Germanwings minutos antes del impacto.
Se esperaba una hecatombe en los mercados. Incluso los analistas más optimistas esperaban un día complicado en los parqués europeos. Sin embargo, el triunfo de Syriza en Grecia no ha asustado a los inversores tanto como a la clase política, y tras un arranque en negativo, las bolsas han conseguido remontar el vuelo.
La corrupción política e institucional, lo indican las encuestas, se ha convertido en la principal preocupación de los españoles, después del desempleo y los dramáticos efectos sociales de la crisis económica.
Su carácter sistémico, como reconoce la mayoría de los analistas pero niega el presidente del gobierno Mariano Rajoy, del derechista Partido Popular (PP), y la irritante coincidencia con el empobrecimiento de la mayoría social y el enriquecimiento de unos pocos, la convierten en un factor del rechazo a la política actual y a las instituciones, cuando no de rebeldía social.