Reunión de urgencia del Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión Europea. Los conflictos de Ucrania, Irak, Libia y Gaza han adquirido dimensiones imprevisibles en las últimas semanas. Desde hace tiempo la política internacional, tanto europea como mundial, da «palos de ciego» a falta de previsiones a largo plazo.
La intensidad de los enfrentamientos entre milicias musulmanas por el control del aeropuerto internacional, ha obligado a varios países europeos a desaconsejar los viajes a ese país y estudian el cierre de sus embajadas en Trípoli. Estados Unidos ya desalojó ayer a unos 150 trabajadores a los que ha trasladado a Túnez. La legación británica funciona solo para casos excepcionales. Francia, España y otros países de la UE han pedido a sus ciudadanos que abandonen el país norteafricano.
Matteo Renzi, dice que no hay polémica entre Italia y Alemania pero que «Europa pertenece a los ciudadanos, no a los banqueros, ya sean italianos o alemanes». Así respondía al presidente del banco central alemán, Jens Weidmann, que había dicho el día anterior que Italia debe preocuparse por terminar las reformas estructurales antes de pedir mayor flexibilidad presupuestaria.
En la actualidad, se estima que alrededor de 200 millones de personas de todo el mundo en edad de trabajar no encuentran un empleo. Y se prevé que este 2014 terminará con 3,2 millones más de parados, disparándose hasta los 213 millones en 2019. Son datos del informe anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Todo el mundo en la montañosa localidad libia de Jadu parece conocer la nueva norma. «Los civiles portando armas en lugares públicos serán multados con 500 dinares (unos 400 dólares)», nos explica el residente Younis Walid. «El reincidente pagará el doble, y a la tercera vas a la cárcel».