Por Juan de Dios Ramírez-Heredia, presidente de Unión Romani
Así se despiden todos los gitanos del mundo cuando sus seres queridos fallecen: «Te avel lohki leski phuv. Sasa baro Manuš» Ha muerto Pedro Zerolo, nuestro amigo, nuestro hermano querido y entrañable, gitano de honor donde los haya porque el dominio racista de la sangre y de la etnia se lo dejamos a Hitler y a cuantos desnaturalizados circulan hoy por nuestro mundo creyéndose superiores porque pertenecen a una determinada comunidad.
Celebradas ya las elecciones municipales y autonómicas del pasado día 24 de mayo, nos gustaría conocer cuales han sido los gitanos o las gitanas que han logrado su acta de Concejal o su escaño de Diputado o Diputada en los parlamentos autonómicos.
Fue el 3 de mayo de 1993 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas, siguiendo una recomendación de la UNESCO, donde se recogían los principios de la libertad de expresión, sentó las bases del papel insustituible que la prensa juega en la consolidación de los Estados democráticos.
No puedo evitar una cierta tristeza cuando oigo como le llaman al traje típico andaluz, ese que se ponen las mujeres no solo en la Feria de Sevilla sino en cualquier festejo de cualquiera de nuestra provincias andaluzas, «traje de flamenca». Pues no, no se llama «traje de flamenca» ni he logrado encontrar ninguna razón de suficiente fuste que justifique tan extraño como inapropiado nombre. Esa preciosidad de vestido con el que cualquier mujer resalta poderosamente su belleza se llama «traje de gitana».
Hace unos años fue Berlusconi. Este infame dirigente ─a quien la justicia italiana ha reconocido que es un delincuente adicto a la prostitución, que organizaba bacanales en su casa con jovencitas menores, ─autorizó la política represiva de su ministro del interior perteneciente a la racista Liga Norte con quienes gobernaba en coalición, enviando a los Balcanes, que estaban en plena guerra civil, a las pobres familias gitanas que huían de un enfrentamiento entre los «gadché» del lugar por causa de disputas territoriales.
La Real Academia de la Lengua, que acaba de publicar la edición número 23 de su Diccionario, dice que los gitanos somos unos trapaceros. ¡Manda huevos! Que dijo con gran acierto y mucho enfado quien fuera Presidente del Congreso de los Diputados sin apercibirse de que su micrófono permanecía abierto.
Este titular aparece en uno de los diarios de la prensa digital española. Al final tendremos que darles la razón a la vista de los últimos acontecimientos, porque no parece que tenga buen recorrido alguna de nuestras acciones llevadas a cabo ante los juzgados a propósito de los incidentes de Castellar.