La fotografía que ilustra la portada del catálogo de la exposición de Antoni Arissa en la Fundación Telefónica de Madrid es la de un hombre perseguido por su sombra, que camina de noche por una calle iluminada por una luz proyectada a sus espaldas, tal vez por un automóvil. La combinación de luces y sombras de esta imagen introduce una narración insólita en la escena, como si el hombre y su sombra fuesen perseguidos por una segunda sombra de origen incierto.
El Museo Thyssen-Bornemisza acoge una de las mayores exposiciones de pop-art, con obras de sus grandes representantes. La novedad de la exposición que en relación con otras muestras de pop-art es la de relacionar este movimiento con los géneros pictóricos tradicionales de la historia del arte: el retrato, el paisaje, los bodegones y las naturalezas muertas, el erotismo, las obras maestras de la historia de la pintura. Todos estos géneros se someten a una nueva mirada bajo la óptica del pop-art, de la que resulta una lectura novedosa y original.
Un ensayo de Iván Tolstoi recoge las maniobras para la publicación en occidente de la obra del Nobel Boris Pasternak.A finales de otoño de 1956, un avión que cubría el trayecto de Roma a Milán cambió su rumbo por causas «técnicas» y aterrizó en la isla de Malta. Unos hombres entraron en el compartimento de equipajes y de una maleta extrajeron un grueso manuscrito que llevaron a una habitación aislada del aeropuerto. Los pasajeros fueron conducidos a una sala de espera y al cabo de dos horas regresaron al avión, que prosiguió su camino.
En este 2014 se conmemoran algunos centenarios de acontecimientos que han marcado la historia del siglo XX y también los de algunos de sus escritores. El comienzo de la primera guerra mundial y la apertura al tráfico del Canal de Panamá se celebran con los cien años del nacimiento de Octavio Paz, de Adolfo Bioy Casares y de Julio Cortázar, de Marguerite Duras y de William Burroughs, Dylan Thomas, de Martín de Riquer...
Enrique Gallud Jardiel sabe perfectamente qué es eso que llamamos literatura (es doctor en Filología hispánica, profesor en varias universidades) y tiene un muy desarrollado sentido del humor, probablemente heredado (es nieto del gran Enrique Jardiel Poncela).
La combinación de estos dos elementos, uno adquirido y otro natural, ha dado como resultado un hilarante «ensayo» (?) que es al mismo tiempo una crítica a ciertos métodos de escritura y a ciertas formas de entender en nuestros días la creación literaria y la cultura en general.
Se expone en Madrid la mayor retrospectiva de esta artista. Nacionalizada canadiense, país al que se trasladó por cuestiones de trabajo en 1973, y casada con el filósofo Andrew Lugg, Lynn Cohen (Racine, Wisconsin, EE.UU, 1944) se inició en el mundo del arte realizando grabados y esculturas, pero sustituyó esta actividad influida por la fotografía de Bernd y Hilla Becher y atraída por la obra de artistas como Edward Ruscha, Dan Graham y John Schott.
Aunque también la radio, y antes el cine, fueron manifestaciones que en su día fascinaron a las sociedades del primer tercio del siglo XX por los mismos motivos (también transmitían a grandes grupos sociales información y entretenimiento) y aunque esa fascinación derivaba también de su carácter cuasi mágico y de los efectos hipnóticos que ejercían sobre sus consumidores, no fue hasta la llegada de la televisión cuando la utilización del término audiovisual comenzó a generalizarse