Cuando un portavoz de la jefa de la política exterior de la Unión Europea, Catherine Ashton, divulgó el domingo 24 en su cuenta de Twitter que se había logrado un acuerdo sobre el programa nuclear de Irán, se estaba refiriendo a un anuncio trascendental. «Si bien es solo un primer paso, se ha logrado mucho», dijo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en un comunicado emitido esa misma noche.

De fuertes convicciones católicas, JFK se preocupaba sobremanera por los problemas de los ciudadanos de a pie. El debate televisado del 26 de septiembre de 1960 conquistó a una audiencia que veían a este atractivo político y a su esposa como la encarnación del sueño americano

John Fitzgerald Kennedy es recordado como uno de los presidentes más queridos, populares e influyentes de los EEUU. Imagen junto a su esposa Jacqueline de la distinción y la elegancia de la clase alta norteamericana, su legado ha traspasado las fronteras de lo político para convertirse en iconos culturales de la sociedad norteamericana del siglo XX.

Un documento interno de la delegación de Estados Unidos en la conferencia climática de la ONU, al que hemos tenido acceso, muestra que Washington trata minimizar la importancia de los daños y pérdidas del calentamiento global, promover los intereses privados en el Fondo Verde para el Clima y retrasar los plazos para reducir las emisiones.

Este lunes se han reanudado en Bruselas las conversaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea para crear la zona de libre comercio más grande que se conoce. Entre los temas a tratar no está el del espionaje telefónico. Esta segunda ronda debería haberse celebrado en octubre pero el cierre de la administración estadounidense obligó a aplazarlo.

La vicepresidenta de la Comisión, Viviane Reding, ha pedido a Estados Unidos que adopte «medidas claras» para que se pueda reestablecer la confianza con la UE que está quedando muy maltrecha con el escándalo del espionaje, especialmente en un momento como este en el que se está negociando el acuerdo de libre comercio.

En su libro «The World Without Us» (El mundo sin nosotros), un éxito de ventas de 2007, el periodista Alan Weisman imagina al planeta Tierra regenerándose tras la desaparición de los seres humanos. Los rascacielos se desmoronan y los puentes colapsan en los ríos, pero prevalecen los bosques primigenios y los búfalos vuelven a deambular. Es una visión optimista del futuro... si uno es un búfalo o un delfin o una cucaracha. Sin guardas forestales. Sin enormes redes de arrastre o pesticidas.