Immerath, a unos 90 kilómetros de la ciudad alemana de Colonia, se ha convertido en un pueblo fantasma. La campana de la iglesia local ya no tañe ni se ven niños en bicicleta por sus calles. Sus antiguos residentes se han llevado, incluso, a sus muertos del cementerio.
La diversificación de las fuentes de electricidad en África mediante soluciones de energía renovable, como la solar, eólica, geotérmica e hidroeléctrica, se anuncia como una solución a la pobreza energética del continente.
Sin embargo, las delegaciones presentes en la Conferencia sobre Energía Renovable, celebrada en Abu Dhabi del 15 al 17 de este mes, observaron que solo un puñado de países africanos está aprovechando este tipo de recursos.
La propuesta de paz que el presidente japonés de la organización budista Soka Gakkai Internacional (SGI), Daisaku Ikeda, realizara este año elevó mi atención de las noticias del día hacia inquietudes a largo plazo por una sociedad humana más pacífica, equitativa y sostenible que asegure nuestro futuro común.
La energía hidráulica es la principal fuente de electricidad en los países alpinos. Pero pese a su importancia para el cambio hacia alternativas renovables en Europa, en Austria y en Suiza se encuentra parada la construcción de algunas infraestructuras hidroeléctricas.
Aumentan los empleos verdes, empujados por la crisis económica y la necesidad de encontrar nuevos mercados laborales. También porque la legislación y la sensibilización medioambiental han abierto nuevos nichos para los negocios. La inclusión de nuevas tecnologías y los nuevos procesos de producción, deben ofrecer resultados ecológicos pero también óptimos niveles de seguridad y salud para los trabajadores.