La reanudación de relaciones oficiales entre Cuba y Estados Unidos, luego del anuncio de Washington este 1 de julio sobre la apertura de una embajada en La Habana, es el penúltimo capítulo de un inexorable proceso de normalización de los vínculos entre los dos países, interrumpidos hace más de medio siglo.
Cuba y Estados Unidos continúan su ruta de acercamiento que pasa por el próximo restablecimiento de nexos diplomáticos y la apertura de canales de entendimiento, aunque para nadie es un secreto que el camino hacia una real normalización de las relaciones bilaterales se presenta espinoso.
Cuba avanza en sus diálogos con Estados Unidos y la Unión Europea (UE) entre el optimismo oficial y la cautelosa expectación de la ciudadanía que se pregunta si el nuevo entorno se traducirá pronto en inversiones que ayuden a levantar la economía del país.
El presidente de Francia, ha comenzado este lunes la primera visita de un jefe de Estado francés a Cuba. Francia no quiere perder tiempo ni espacio en este momento de apertura. Hollande ha llegado en compañía de ejecutivos de empresas como Air France, Accor o Pernod Ricard empresas que ya operan la isla, pero que quieren ampliar sus negocios.
América Latina ha mostrado recetas propias para el desarrollo en la nueva era de relaciones continentales que se ha consagrado en la VII Cumbre de las Américas. Un foro en el que Cuba se ha estrenado y en el que Estados Unidos ha asegurado que ha cerrado el capítulo de «inmiscuirse con impunidad» en sus vecinos del sur.
Hoy arranca la Cumbre de las Américas en Panamá, a la que acudirá la Alta Representante para la Política Exterior de la UE, Federica Mogherini. Es la primera vez que una Jefe de la Diplomacia europea acude a esta cita, un ejemplo más de la importancia estratégica que concede Bruselas a América Latina.