El enfermero coloca el cadáver con cuidado en una bolsa de plástico, abandona la tienda de campaña de aislamiento y pone los pies en un recipiente de agua con hipoclorito de sodio. Se quita las gafas de seguridad, los guantes y la máscara y los quema en un bidón.
Cientos de personas lo observan detrás de un cordón, incluida la ministra de Salud de Costa de Marfil, Raymonde Goudou Coffie, y representantes de medios de comunicación, nosotros entre ellos.