Sully Fuentes Ciocca
En cuestiones de valores y poder todo ha cambiado de manera alarmante. O mejor dicho lo que ha cambiado es la forma y la rapidez con que llegan los datos de abuso de poder en esferas impensables, sobornos a diestra y siniestra, «corruptela descarada y enmascarada» porque muchos lo siguen haciendo... porque «así se ha hecho siempre».Ni pequeño ni grande. Ni del Sur ni del Norte. Ni 'en vías de desarrollo' ni 'desarrollado'. Ni periférico ni central. Ningún país sale bien parado del informe sobre la corrupción que acaba de presentar la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Aunque también entre corruptos hay categorías: las empresas con más de 250 empleados son las que más sobornan, por regla general, con el consentimiento de sus directivos.
Acostumbrada a los casos de corrupción, la Justicia portuguesa se lo ha tomado en serio. Por tercera noche consecutiva, el último primer ministro socialista de Portugal ha dormido en los calabozos de la Policía de Seguridad Pública. José Sócrates está acusado de fraude fiscal, blanqueo de capitales, falsificación documental y corrupción. La noticia deja en la cuerda floja al Partido Socialista (PS), que acaba de presentar oficialmente a su nuevo secretario general, un António Costa sobre el que muchos analistas veían la influencia «del grupo de Sócrates».
Mientras cobra impulso una importante campaña mundial para reducir la evasión fiscal, los activistas contra la indigencia sostienen que la iniciativa pasa por alto a los estados más pobres. El 29 de octubre, 51 países de cuatro continentes acordaron intercambiar sistemáticamente información tributaria para 2017, con el objetivo de permitir a las autoridades registrar de inmediato cualquier desigualdad.
Las asociaciones de jueces y fiscales han suscrito un comunicado conjunto en el que hacen un llamamiento a los poderes públicos para que, de una vez por todas, se ataje la situación de «máxima alarma» por la que pasa la sociedad española debido a las continuas noticias de corrupción política.
La Operación Púnica ha venido a poner la guinda en el gran pastel de la corrupción en España y no es que ocultaran su enriquecimiento acelerado alcaldes, concejales y otros políticos. Finalmente la justicia ha puesto al descubierto la trama en varios ayuntamientos de la Comunidad de Madrid, Murcia, León y Valencia.
Renovado el Parlamento Europeo y en pleno proceso para rematar los fichajes de los nuevos comisarios de la ejecutiva Juncker, se abre un periodo en Bruselas, a menudo turbio, en el que altos exfuncionarios de la UE se disponen a buscar nueva colocación. Ofertas no les faltan, grandes empresas lobistas les reciben con los brazos abiertos a modo de merecida recompensa por su trabajo en la formulación de regulaciones favorables. De la mano de organizaciones civiles para la «transparencia política», repasamos algunos ejemplos recientes de este comportamiento que la nueva Comisión promete erradicar.