Más del 75 por ciento de las reuniones que los funcionarios de la Comisión Europea y sus asesores más cercanos mantienen con grupos de presión son con representantes de empresas privadas, según un análisis difundido este miércoles 24 por Transparencia Internacional (TI).
Una investigación liderada por el grupo de investigación y campaña Corporate Europe Observatory (CEO) y la periodista Stephane Horel revela cómo los grupos de presión maniobran para evitar que la UE adopte medidas sobre los disruptores endocrinos (EDC).
«Las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la actividad humana son más altas que nunca, y estamos viendo cada vez más eventos meteorológicos y climáticos extremos... No podremos impedir un desastre a gran escala si no consideramos esta suerte de ciencia dura». Esa declaración sobre el quinto y nuevo informe del IPCC ¿parece dicha por Greenpeace o por el Departamento de Estado de Estados Unidos?
Hace una semana que el futuro presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, proponía a Miguel Arias Cañete, como comisario de Cambio Climático y Energía. Varias organizaciones ecologistas recordaron los intereses económicos que tenía el candidato popular en empresas pretroleras. Hoy se ha sabido que Cañete ha ordenado vender sus acciones en dos compañías. De esta forma intentaría convencer a los grupos ecologistas del Parlamento Europeo de sus compromisos con el cambio climático y el respeto al medio ambiente, antes de pasar la audición dentro de dos semanas.
Esta semana se cumplen dos años de la puesta en marcha del Registro de Transparencia contra el Lobby desarrollado por la Comisión Europea con el apoyo del Parlamento. Sin embargo, un informe publicado este miércoles ha revelado que el registro voluntario sigue sin tener repercusión entre las empresas y grupos de presión y la mayoría de los datos son incompletos y poco fiables. Más de 10.000 personas han hecho llegar sus firmas al Parlamento para pedir medidas urgentes contra el «cabildeo» en la UE.