Barack Obama había nacido hacía solo cuatro días cuando Ernesto «Che» Guevara fustigó públicamente la política hostil de Estados Unidos hacia Cuba durante una cumbre interamericana, reiteró la disposición de Fidel Castro a dialogar para resolver las diferencias en pie de igualdad y conversó en secreto con un enviado de Washington.
El 17 de diciembre, el presidente estadounidense Barack Obama anunció el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, después de más de cinco décadas de una política equivocada que mi tío, John F. Kennedy, y mi padre, Robert F. Kennedy, fueron responsables de aplicar después de que el gobierno de Dwight D. Eisenhower (1953-1961) implementara el embargo contra la isla por primera vez en octubre de 1960.
Cuando el carismático Ernesto «Che» Guevara, por entonces el segundo al mando del líder cubano Fidel Castro, habló ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1964, la sede del foro mundial fue, literalmente, objeto de un atentado.
El sonido de una explosión sofocó momentáneamente el discurso del revolucionario marxista de origen argentino.Como dice la alta representante para Exteriores de la UE, Federica Mogherini, en un comunicado «otro Muro ha comenzado a caer» con el anuncio del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de que va a restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba, en la que quizá sea la medida de política exterior más audaz de su gobierno. Aunque no puede levantar el embargo.
¿Cuándo fue la última vez que un alto funcionario de Estados Unidos elogió a Cuba públicamente? ¿Y desde cuándo el gobierno cubano se ofrece a cooperar con los estadounidenses?
Es raro que los políticos de estos dos países se desvíen de la sospecha y la intransigencia que han impedido la colaboración productiva entre ambos durante más de medio siglo, desde que Estados Unidos impuso un embargo comercial, económico y financiero a Cuba en 1960, poco después de que Fidel Castro llegara al poder en la isla caribeña en 1959.Un mundo libre de armas nucleares puede y debe concretarse mientras viva. Esto puede parecer una declaración audaz y bastante optimista después de haber dedicado mi vida a trabajar por la paz y el desarme. Pero consideremos las actuales amenazas globales, 25 años después de la caída del Muro de Berlín, que simbolizó el fin de la Guerra Fría, y en la previa al 70 aniversario de la ONU, el foro creado para armonizar las acciones de los 193 estados miembro mandatados por la Carta para mantener la paz y la seguridad.
Se reanudan las negociaciones para un acuerdo definitivo entre las potencias mundiales e Irán sobre su programa nuclear, A los estadounidenses no les preocupa, mientras que para muchos iraníes representan la promesa de un futuro mejor.