Para Aranzazu Beristain, directora de la Representación de la Comisión Europea en España, el balance de este último año es «muy positivo». «España ha tomado una serie de medidas que están dando sus frutos y está siendo uno de los motores de crecimiento de la Unión Europea», explica. Tanto, que cada vez que algún comisario visita las sedes europeas en Madrid destaca los buenos resultados que ha obtenido la economía española «tras haber hecho sus deberes».
«Hoy celebramos los valores de la Unión Europea: la libertad, la paz, la solidaridad y la unión entre los pueblos. Cuando se creó, era un proyecto económico, hoy podemos decir que representa un espacio donde los ciudadanos europeos tienen derechos», un hecho que para Beristain sirve para reforzar el sentido de la Unión. En esa misma línea, Ignacio Samper, director de la oficina del Parlamento Europeo en España considera que aquellos ocho minutos de la declaración Schuman en 1950 «nos han hecho avanzar 65 años en la Historia». Sin embargo, advierte de los riesgos de olvidar el pasado. «No debemos olvidarnos de que juntos, los europeos tenemos que encontrar soluciones a los grandes desafíos globales que todos tenemos: inmigración, terrorismo, energía.»
Concienciar a los ciudadanos
Además de esos grandes problemas que representan una amenaza global para todos los países miembro de la Unión, uno de los retos de las instituciones europeas sigue siendo lograr que los ciudadanos tomen conciencia de la relevancia que éstas tienen en su día a día. Según las encuestas, siete de cada diez españoles asegura sentirse europeo. Sin embargo, en las últimas elecciones la participación apenas alcanzó un 45%; es decir, Europa ni siquiera consiguió convencer a la mitad de los electores de la necesidad de acudir a las urnas.
«En España somos europeístas», asegura Beristaín, pero lamenta que a pesar de ese sentimiento los ciudadanos no terminan de ver que las infraestructuras o las ayudas de la PAC son consecuencia directa de pertenecer a la Unión Europea. «Muchos jóvenes no han vivido la situación de pasaportes, cambio de moneda o desprotección consular que se vivía antes de ser europeos; ahora tenemos una serie de derechos que antes no teníamos», explica.
«España es un país visceralmente europeo; nunca hemos tenido un Gobierno no europeísta», añade Semper, que sin embargo critica el doble juego de algunos ejecutivos con fines electoralistas. «En la Comisión y en el Parlamento hacemos cosas muy buenas», recuerda. «Lamentablemente para los Gobiernos siempre es mejor decir que lo malo viene de Bruselas y que lo bueno lo ha hecho nuestro Gobierno», asegura. Para el responsable de la oficina del Parlamento Europeo en Madrid, es necesario hacer una labor pedagógica, para que los ciudadanos sean capaces de superar este tipo de discursos. «En España faltan debates europeos», lamenta.
Además de los actos institucionales, la ciudad de Madrid también ha querido dar muestras de su euforia europeísta a pie de calle. Este 9 de mayo los autobuses urbanos se han sumado a la celebración del Día de Europa adornando los vehículos con las emblemáticas banderas de estrellas, símbolo de la Unión. Y ya por la noche, la diosa Cibeles se vestirá de azul para recordar que somos europeos.