Hacer un repaso de las situaciones climáticamente extremas que se están viviendo pone los pelos de punta. Inundaciones devastadoras en China, India, Pakistán y Europa, violentos incendios en Rusia y Australia o el desprendimiento de un gigantesco iceberg de 260 kilómetros cuadrados hace unos días en Groenlandia.
Según un comunicado de la Organización Meteorológica Mundial, «a pesar de que los fenómenos extremos siempre han existido, su práctica coincidencia en un mismo periodo de tiempo hace preguntarse sobre su posible relación con el predicho aumento e intensidad de los eventos climáticos extremos que avanzaba el IPCC en su cuarto informe de evaluación publicado en 2007.»
El informe de 2007 del Panel Internacional para el Cambio Climático (IPCC) advertía de una mayor frecuencia de fenómenos extremos como consecuencia del cambio climático. Es la primera vez que la Organización Meteorológica Mundial establece esta relación, pero las circunstancias parece que lo exigen.
Los gases de efecto invernadero, sobre todo el CO² se acumula en la atmósfera y retiene parte del calor que emite la Tierra. En estos momentos su nivel supera el de los últimos 650.000 años.
En el primer semestre de este año el fenómeno de «El Niño» ha causado casi 70 millones de dólares de pérdidas en la agricultura de América del Sur, incluidas las 24.500 hectáreas de bosques que han ardido por la sequía en Venezuela.
Mientras, Colombia, Uruguay y Brasil sufrían fuertes lluvias. En la última semana de junio las inundaciones provocadas por la crecida del río Mundaú en los estados brasileños de Alagoas y Pernambuco han causado daños parecidos a los que ocasionó el tsunami de 2004 en Indonesia.
Además, olas de frío sin precedentes en Paraguay, Argentina, Uruguay o Bolivia.
En Asia, una ola de calor en abril provocó un descenso en el caudal del río Mekong como no se había conocido hasta ahora. El 13 de mayo, Nueva Delhi, la capital de India vivió el día más caluroso del año, 44,5ºC y ese mismo día en España los termómetros marcaron 40º en algunas zonas. En la región de la Cachemira India, las inundaciones han provocado la muerte de al menos 150 personas y numerosos heridos en la turística ciudad de Leh.
En abril en el sur de China sufrieron la peor sequía que habían conocido en 60 años, 4 meses más tarde, después de intensas lluvias, un alud de lodo y rocas sepultó a centenares de personas mientras que más de 1.300 están desaparecidas.
En Paquistán están viviendo el peor monzón de su historia, 1.600 personas han muerto víctimas de las inundaciones y unos 15 millones han resultado damnificados.
El 22 de junio Francia declaró estado de catástrofe natural en el departamento de Var en el sureste, las lluvias han dejado un saldo de 25 muertos. A principios de este mes se registraron 16 fallecidos y miles de evacuados y damnificados en Europa Central, los países más afectados han sido República Checa, Lituania, Polonia y Alemania.
En Rusia los continuados días de elevado calor junto a una sequía extrema desencadenó a finales de julio y principios de agosto una cadena de incendios que asediaron la capital, Moscú, que se llenó de un humo que dificultaba respirar y no se veía a una distancia de 50 metros.
Arden los árboles y arde la turba bajo la superficie de una forma muy parecida a como se quemaban las Tablas de Daimiel en España el pasado otoño. Los depósitos milenarios de materiales vegetales que se van convirtiendo en carbón con el paso del tiempo, de pronto sufren una aceleración en la oxidación como consecuencia del calor y de la falta de agua y entran en combustión. En Rusia han tenido que desviar el curso del río Oka para que inunde la zona y llegue hasta varios metros de profundidad donde se quema la turba.
Siempre ha habido cambios en el clima Ahora hay otras causas además de las naturales, la deforestación y la degradación de los suelos que favorecen las inundaciones, los deslizamientos de tierras y los aludes de barro. La destrucción de los manglares, de los bosques litorales o las barreras de coral que dejan la costa indefensa ante huracanes o tsunamis.
Los incendios forestales son muchas veces producto de pirómanos o de una mala gestión del bosque. La fuerte presión de la población lleva a muchas regiones a la sequía más extrema.
A finales de este año tan duro habrá otra conferencia del clima en Cancún organizada por la ONU, pero casi nadie tiene esperanzas de que se llegue a un acuerdo efectivo para tomar medidas y reducir las emisiones a la atmósfera.