En contra de las previsiones oficiales, la OCDE presenta en el informe que se ha conocido este martes un panorama que obligará al gobierno conservador portugués a aplicar más recortes para poder cumplir con sus objetivos presupuestarios.
La OCDE, entidad con sede en París que reúne entre sus 32 miembros a todos los países ricos, reconoce que Portugal ha hecho una «consolidación importante en 2011», pero que deberá ser aún mayor este año y, por tal, aconseja al gobierno continuar con el programa de la troika de acreedores internacionales.
Se refiere al crédito que el trío formado por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo concedió a Portugal en mayo de 2011 por un total de 110.000 millones de dólares, destinados a sanear las deficitarias finanzas públicas.
En diversas ocasiones y en su afán de «destacarse como buen alumno de los mercados financieros», según la oposición, Passos Coelho reitera que «Portugal no es Grecia» y que su camino es el estricto cumplimiento de las condiciones extremadamente duras impuestas por la troika.
Entre esas condiciones se destacan el aumento generalizado de todos los impuestos, generosas alzas en las tarifas de agua potable, electricidad y gas, así como en los precios del abono de transporte de pasajeros, de los combustibles, servicios médicos en hospitales y en las matrículas y mensualidades en la educación, entre otros.
Otros retrocesos registrados son el aumento de la jornada laboral en 30 minutos y el hecho de que las horas extraordinarias, que hasta ahora se pagaban al doble del valor normal, tendrán solo un aumento del 50 por ciento en los días de fiesta. En los laborables, el aumento será del 25 por ciento en la primera hora extra y del 35,7 en las restantes.
También se han visto afectadas las vacaciones anuales, que se reducirán de 25 a 22 días, se eliminarán dos festivos civiles y dos religiosos, las indemnizaciones por fin de servicio de todos los trabajadores que iniciaron sus funciones después del 30 de noviembre de 2011 equivaldrán a solo 20 días de salario por año trabajado, en lugar de los 30 días contemplados por la legislación anterior.
Todo esto se ha traducido en una pérdida del 20 por ciento del poder adquisitivo para las clases medias y bajas de la población portuguesa, según estimaciones de los centros de investigación de las principales universidades del país.
Al mismo tiempo, estudios citados la semana pasada por el diario lisboeta Público indican que los sueldos de los altos directivos de las 20 mayores empresas del país no han seguido la tendencia general de pérdida de ingresos. Mientras que el salario de los trabajadores se ha reducido un 11 por ciento, el de los ejecutivos ha aumentado un 5,3 por ciento.
A modo de comparación, mientras que en la vecina y mucho más rica España los presidentes de las empresas equivalentes ganaron el año pasado 24,7 veces más que la media de los funcionarios, en Portugal recibieron 44 veces más, una tendencia en aumento, ya que este diferencial fue de 37 veces en 2010.
En el concierto de los 34 países miembros de la OCDE, Portugal ocupa uno de los cinco lugares con mayores diferencias entre ricos y pobres, junto a Chile, Estados Unidos, México y Turquía, al tiempo que los indicadores del Índice de Vida Mejor de la organización indican que los portugueses son el segundo pueblo más insatisfecho con su vida, solo superado por los húngaros.
Las previsiones indican que la recesión continuará hasta mediados de 2013, el producto interior bruto (PIB) va a reducirse un 3,2 por ciento este año y luego caerá hasta el 0,9 por ciento en 2013, en un marco de desocupación que superará el 16 por ciento el próximo año.
Si las proyecciones de la OCDE se confirman, el déficit presupuestario será del 4,6 por ciento del producto interior bruto (PIB) este año y del 3,5 por ciento el próximo, cuando la meta oficial es del 4,5 por ciento y del tres por ciento, respectivamente. «En este escenario, para cumplir con las metas oficiales se requieren medidas de consolidación fiscal más allá de las acordadas con la troika hace un año», advierte la OCDE.
Esta entidad también considera que «la consolidación fiscal profunda, la reducción de la deuda bancaria y la débil demanda exterior» prolongarán la recesión en curso hasta mediados de 2013, con lo que se prevé una reducción en el consumo privado del 6,8 por ciento este año y del 3,2 por ciento el próximo.
El escenario para Portugal puede empeorar, incluso, ante «un mayor deterioro de las condiciones del crédito en la zona euro, que tendría un impacto sobre la actividad económica», indican los expertos de la OCDE.
Para la zona euro, se proyecta que la economía se contraerá el 0,1 por ciento este año, para volver a crecer el que sigue aunque apenas un 0,9 por ciento, cifras muy negativas para Lisboa, en especial por los reflejos de la crisis en España, de la que Portugal depende económicamente en buena medida.
En su edición de este martes, el diario Correio da Manhã, el de mayor circulación en el país, publica rumores del gobierno en los que se indica que la administración pública sufrirá recortes de hasta el 40 por ciento, con lo que «los sueldos de los funcionarios se reducirán brutalmente».
La crisis ha asumido tales proporciones que el periódico Jornal de Negocios revelaba este martes que «cada día hay 100 portugueses que no pagan la hipoteca de su casa, 700.000 ya quedaron como morosos, una cuarta parte de las empresas tienen deudas pendientes de pago y los préstamos de cobro dudoso han alcanzado nuevos máximos desde marzo».
Según datos divulgados la semana pasada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la frágil situación económica y el consecuente paro obligan a los portugueses a emigrar, especialmente a los más jóvenes y en cantidades sin precedentes.
El INE afirma que la fuerza laboral potencial portuguesa perdió 57.000 jóvenes con menos de 34 años en los primeros tres meses del año, la mayor caída de mano de obra en los últimos 40 años.
En caso de mantenerse este ritmo, se predice que Portugal llegará al final de este año con menos de 200.000 jóvenes, muchos de ellos con formación superior, cuyo destino prioritario es Brasil, el mayor país de lengua portuguesa del mundo, que brinda vastas posibilidades, especialmente a licenciados universitarios.
Un recién titulado de la carrera de ingeniería civil de la Universidad de Lisboa nos comentó con una buena dosis de ironía: «Como consuelo, al menos, los portugueses tenemos todo un mundo para emigrar, Brasil o Angola, donde reconocemos nuestra lengua y cultura. En cambio, ¿qué puede hacer un griego? ¿Emigrar a Chipre?».