El acuerdo se ha retrasado un mes. A principios de enero la portavoz de la jefa de la diplomacia europea reconoció que estaba progresando la posibilidad de abrir una negociación con el país caribeño, pero España puso dificultades para que se aceptara un acuerdo en la reunión ministerial del 16 de enero. Aún así, el grupo de trabajo interno del Consejo de la UE siguió trabajando para «desencallar» la situación. También han mantenido reservas al acuerdo Alemania, República Checa y Suecia
Este acuerdo significa un giro importante en las relaciones bilaterales y supone reemplazar la Posición Común de la UE, adoptada en 1996 a instancias del gobierno español, liderado por el conservador José María Aznar, que condicionaba esas relaciones a los progresos democráticos en la isla. En 2008 hubo un primer acercamiento, cuando Europa levantó las sanciones diplomáticas impuestas al gobierno cubano en 2003 por la detención de 75 opositores participantes en «la primavera negra».
Desde Bruselas se insiste en que no se ha tratado sobre la posibilidad de firmar un acuerdo de «libre comercio», pero la capital comunitaria si espera que la normalización de las relaciones entre ambos lados del atlántico potencien las inversiones europeas agricultura y turismo. La UE también prevé mantener el nivel de ayuda en cooperación y que ha supuesto 86 millones de euros entre 2008 y 2013. También el año pasado hubo negociaciones con La Habana durante la cumbre UE-Latinoamérica celebrada en Chile
Desde principios de 2012, Cuba ha dado señales de cierta apertura, dejando salir de la isla a varios presos políticos. Eso ha permitido, entre otras cosas, que tanto las damas de Blanco, como Fariñas, recibieran el premio Sájarov, 8 años después en el caso del colectivo opositor. Todos ellos han pedido a Europa que se les consulte antes de avanzar en nuevos acuerdos con el regimen castrista.
La Alta Representante de Política Exterior, Catherine Ashton, ha dicho que «confía en que estas negociaciones contribuyan a consolidar nuestro compromiso con Cuba». La política británica se ha mostrado esperanza en «que Cuba acepte esta oferta y podamos pronto trabajar en pos de una relación más firme. Esta decisión no constituye un cambio político respecto al pasado. Del mismo modo que queremos apoyar la reforma y la modernización den Cuba, hemos planteado de manera coherente nuestras preocupaciones en materia de derechos humanos que seguirán siendo centrales en esta relación»
Las negociaciones podrían durar entre uno y dos años, aunque para Bruselas será determinante el ritmo e intensidad de las reformas que se espera de La Habana. Ashton ha dicho que espera que «Cuba haga lo necesario por su parte, especialmente en materia de derechos humanos. El ritmo de nuestras negociaciones será reflejo de esta actuación.»