El concepto que más suena es la fragmentación del voto a ambos lados del
hemiciclo; no sorprende que esta fragmentación esté más acuciada en la izquierda, donde
la falta de una opción fuerte ha distribuido muchos de los escaños entre partidos pequeños.
Todo apunta a que Fine Gael y Fianna Fáil estarán obligados a entenderse si quieren un
gobierno de centro derecha los próximos cinco años. El partido de Kenny ha perdido casi la
mitad de sus escaños, quedándose con poco más de 40. Fianna Fáil, por su parte, resurge
de sus cenizas, de 21 a 38, un resultado que iguala a ambos partidos en el Parlamento.
Se confirma especialmente el descalabro de los laboristas, que bajan de la treintena a
menos de diez diputados. ¿Dónde ha ido el voto de izquierda? Sube significativamente el
Sinn Féin, de 14 a 20 escaños. Vuelven al Parlamento los Verdes, con dos representantes.
Asimismo, irrumpen con fuerza la Alianza AntiAusteridad (AAA) y los Social Demócratas,
con cinco y tres escaños respectivamente.
Por otra parte, se amplía el grupo independiente a casi la veintena de diputados. Sin
embargo, los miembros de este grupo pueden variar su posición en el momento de la
investidura o durante la legislatura y podrían adherirse a alguno de los partidos.
A lo largo del fin de semana se han repetido gestos de cortesía entre los miembros de los
dos partidos más votados. Ambos saben que la coalición es inevitable y ya parecen estar
preparándose para ella.