Es posible que esa falta de acción sea una opción.
El Consejo de Seguridad de la ONU, el único organismo que representa a la comunidad internacional con poderes jurídicamente vinculantes, no ha adoptado siquiera una resolución acerca del conflicto, que ya lleva 22 días y ha matado a cerca de 1.250 palestinos en medio de la destrucción generalizada de viviendas y escuelas.
Después de una extraordinaria sesión a medianoche, con el objetivo aparente de demostrar una falsa sensación de urgencia, los 15 países miembros del Consejo de Seguridad acordaron el lunes 29 lanzar una declaración presidencial, que algunos diplomáticos presentes en Nueva York descalificaron como una «mala broma».
«Nadie, y menos aún las partes en guerra, toma en serio estas declaraciones del Consejo de Seguridad», aseguró un diplomático asiático. Las declaraciones presidenciales no son jurídicamente vinculantes y se toman cuando no hay consenso entre los estados miembros. Un moderado proyecto de resolución, copatrocinado por Jordania y los estados árabes, circula desde hace semanas, pero no ha obtenido el apoyo suficiente para llegar a la mesa de negociaciones.
Desde el inicio de la última ofensiva contra la Franja de Gaza, el gobierno israelí dejó claro que su capacidad para mantener los ataques depende del apoyo internacional, dice Mouin Rabbani, coeditor de Jadaliyya, una revista electrónica del Instituto de Estudios Árabes, que tiene sedes en Washington y Beirut.
«Es lo que ellos llaman 'el tic-tac del reloj diplomático', o sea, la masacre puede continuar con impunidad solo mientras Occidente siga dispuesto a otorgarle su respaldo político»,nos dice.
Como el Consejo de Seguridad se niega a enviarle a Israel el mensaje de que la masacre debe cesar y que habrá consecuencias si no lo hace, en la práctica le extiende el período de gracia para que continúe sus bombardeos masivos en la Franja de Gaza, afirma Rabbani, quien también es editor colaborador de la revista Middle East Report, con sede en Washington.
Esto, por supuesto, refleja principalmente el apoyo a las acciones de Israel por parte de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, tres de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad junto con China y Rusia, pero también de otros miembros, precisa.
Como era de prever, los tres países occidentales mantienen el apoyo a Israel y no aprobarían una resolución que acuse a ese país de crímenes de guerra, imponga una zona de exclusión aérea sobre Gaza o solicite una comisión internacional de investigación sobre las muertes de civiles.
Navi Pillay, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, ha advertido de que la ofensiva militar de Israel en Gaza puede equivaler a crímenes de guerra. También ha criticado los «ataques indiscriminados» del movimiento islamista palestino Hamás.
«Parecería que existe una fuerte posibilidad de que se haya violado el derecho internacional de una manera que podría constituir crímenes de guerra», dijo Pillay en Ginebra el 23 de este mes, durante una sesión especial del Consejo de Derechos Humanos para analizar la situación de Gaza.
El Consejo, con 47 estados miembros, votó a favor de una investigación internacional de los presuntos crímenes de guerra en el conflicto de Gaza. Pero Israel se negó a cooperar en la aplicación de la resolución, que fue rechazada exclusivamente por Estados Unidos.
«Estados Unidos no actuará contra Israel en el Consejo de Seguridad debido a la consolidada influencia del lobby proisraelí en el Congreso y el senado» estadounidenses, opina Abba A. Solomon, autor de «El discurso, y su contexto: el discurso de Jacob Blaustein 'El significado de la división de Palestina para los judíos de Estados Unidos'».
El gobierno de Barack Obama opera en un contexto en el que ambas cámaras del Congreso legislativo aprobaron por unanimidad resoluciones de apoyo absoluto a la acción militar de Israel contra Gaza a principios de julio, nos explica Solomon.
Desde los años 40, las organizaciones judías estadounidenses han cultivado las relaciones con los funcionarios electos con el fin de buscar y brindar apoyo político y financiero, asegura Solomon, que ha investigado durante años la forma en que el sionismo estadounidense acumuló poder a partir de esa década.
«Estas organizaciones aceptaron que la defensa de las posturas israelíes forma parte de sus funciones», afirma. En épocas de crisis, estas relaciones valen su peso en oro para el gobierno israelí, agrega. El respaldo de Estados Unidos obstruye lo que en este caso sería una acción humanitaria, la resolución del Consejo de Seguridad para proteger a la población civil asediada, dice Solomon.
Históricamente Washington argumenta en contra de aprobar las condenas de la ONU a las acciones militares israelíes porque estas «envalentonarían» a los rivales árabes de Israel, según el investigador.
Rabbani puntualiza que los estados occidentales del Consejo de Seguridad priorizan por encima de todo el supuesto derecho de Israel a la legítima defensa, mientras el gobierno israelí declara expresamente que su objetivo es provocar un daño de tal magnitud en la Franja de Gaza que genere la rebelión popular contra Hamás.
«Hablar del derecho de Israel a la autodefensa en estas circunstancias, cuando más de 1.000 civiles palestinos no combatientes han muerto en lo que solo puede calificarse de un acto premeditado y deliberado de asesinato en masa, y cuando la gran mayoría de bajas israelíes han sido combatientes uniformados, es mucho más que obsceno», afirma.
«Constituye un apoyo activo, y por lo tanto con complicidad directa, a los crímenes de guerra israelíes, aun sin tener en cuenta las numerosas formas directas e indirectas en que estos estados apoyan a Israel», añadió Rabbani.
Estos países otorgan ayuda militar, económica y política a Israel, brindan acceso preferente a sus mercados a los productos elaborados en los asentamientos de los territorios ocupados y permiten que los ciudadanos israelíes cometan crímenes de guerra con el uniforme de las fuerzas de defensa israelíes, agrega.
Rabbani dice que el papel del Consejo de Seguridad es el de preservar y proteger la paz y la seguridad internacionales, y que, nuevamente, ha fallado en ese sentido. Y lo ha hecho una vez más en la cuestión de Palestina, un conflicto en el cual la ONU tiene una responsabilidad única en su creación y solución.
«De hecho, esto demuestra una vez más la incapacidad del Consejo de Seguridad para servir como guardián significativo de la paz y la seguridad internacionales en su forma actual», asegura Rabbani.
Solomon nos dijo que Washington tiene la necesidad imperiosa de evitar las acusaciones en el Congreso legislativo de que «traicionó» a Israel, su «aliado estratégico más importante en Oriente Medio».
Por eso, el poder militar y financiero de Estados Unidos, y su poder de veto en el Consejo de Seguridad, controla lo que puede hacerse, incluso en momentos de una carnicería tan extrema.