En 1997 nacía el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) con el fin de que los países miembros de la UE mantuvieran, a corto plazo, un déficit público por debajo del 3% del PIB y a medio y largo plazo, que éste se acercara al equilibrio o que resultara en superávit. La deuda pública no debería superar el 60% del PIB. En definitiva, un equilibrio económico para una nueva unión monetaria.
El PEC se ratificó en el Consejo Europeo de Dublín, celebrado en diciembre de 1996. El Consejo Europeo invitó al Consejo de Economía y Finanzas (ECOFIN) a elaborar una Resolución sobre el Pacto de estabilidad y crecimiento, que fue adoptada por el Consejo Europeo de Ámsterdam en 1997.
Sanciones nunca impuestas
En el caso de que algún estado miembro registre un déficit por encima del 3% no siempre acaba siendo penalizado, ya que se tendrían en cuenta otros factores, como por ejemplo si dicho déficit es a causa de una grave recesión económica, alguna circunstancia extraordinaria que estuviera fuera del control del estado o por una caída real del PIB de entre el 0.75% y el 2%, pero justificada por el gobierno. Además dichas sanciones se aplican si el estado no toma medidas para reducir su déficit excesivo. Éstas consisten en un depósito sin intereses que se convertiría en multa si después de los años el país continúa con déficit excesivo.
Sin embargo, los inclumpimientos del pacto han sido constantes. Algunos más sonados que otros. En 2001 y 2002, Alemania y Portugal terminaron sus cuentas excediéndose del déficit pactado, situación a la que se sumó Francia en 2003. Estuvieron a punto de ser multadas por ello pero salieron indemnes ya que paralizaron el proceso y forzaron una reforma del Pacto para flexibilizarlo, sobre todo Francia y Alemania, las economías más grandes de la UE. El ECOFIN, integrado por los Ministros de Economía y Finanzas de los 27 estados miembros, reconoció en junio de 2003 que Alemania había tomado medidas equivalentes al 1% del PIB, y que este continuaría en 2004. Francia tampoco avanzó mucho en la materia y se recomendó hacer más presión sobre esta cuestión.
La Comisión Europea recomendó vigilar de forma estricta a ambos países, antes de aplicarles una multa. Se les pidió que recortaran el déficit ajustado en 2004, un 1% del PIB en Francia y un 0,8% del PIB en Alemania., que reconocieran la importancia de vigilar los problemas económicos dándoles un año más, el 2005, para eliminar el déficit excesivo y quedar, como motores de Europa, bajo la supervisión fiscal más estricta e informar periódicamente de sus cuentas. Pero el ECOFIN no respaldó en la práctica y dejó la cuestión en suspenso desde el punto de vista jurídico.
Hacer un Pacto efectivo
Desde 2008, la crisis económica y financiera ha puesto en evidencia las finanzas de los 27. Según un informe de Eurostat, en 2009, 22 de los 27 países miembros no cumplen lo pactado sobre déficit y 12 se saltan el límite de deuda pública. La Comisión decidirá en junio sobre los procedimientos de infracción y los planes de ajuste puestos en marcha por los incumplidores.
La crisis griega y el falseamiento de datos enviados a Bruselas confirma una espiral de incumplimientos y medidas de ahorro, que ha llevado al ejecutivo europeo a proponer sanciones reales que hagan efectivo el pacto. Bruselas concreta y apunta a una retirada de fondos europeos a los Estados que no tengan sus finanzas saneadas y, lo que levanta más ampollas, a supervisar los presupuestos y comprobar que se ajustan a la normativa comunitaria, antes de que los parlamentos nacionales los aprueben.
La presión de los mercados en los últimos meses acelera el camino hacia una auténtica política económica común, pero las diferencias entre ricos y pobres de los 27 son tan grandes que se suceden las declaraciones a favor, sin concreción.
El macroplan aprobado el pasado día 10, por el que la UE y el Fondo Monetario Internacional aprobaban un rescate de 750.000 millones para blindar el euro se considera un gran paso en ese sentido. Se trata de la mayor operación financiera de la historia para luchar contra la especulación por la deuda contraída de algunos estados miembros de la la Unión Europea y frenar la caída de la moneda única. Sergio Delgado para euroXpress