Las nuevas tecnologías aceleran el progreso de la humanidad, pero al mismo tiempo ofrecen herramientas a las organizaciones extremistas para difundir sus ideologías de odio por todo el planeta, advierte la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Seis de cada siete personas tienen un teléfono móvil, y más de 3.000 millones de los 7.100 millones de habitantes del planeta cuentan con acceso a Internet.
Las tecnologías avanzadas están acelerando el progreso, pero también generan amenazas, advierte el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. «Los grupos extremistas están utilizando las redes sociales para difundir sus ideologías de odio», dijo a un foro digital celebrado en Corea del Sur hace unos días.
Y a pesar de la profunda brecha digital existente, las tecnologías de la información y la comunicación le están dando forma rápidamente a la futura agenda de desarrollo sostenible de la ONU, añadió.
«Nuestra agencia alimentaria utiliza teléfonos móviles para ayudar a los agricultores a fijar los precios. Nuestras operaciones de socorro comunican la información de emergencia a través de las redes en Internet. Y nuestros mensajes van directamente al público mundial en Twitter y Facebook», indicó.
Pero el uso de estas redes sociales también tiene un aspecto negativo.
Las redes radicales del mundo ahora son más hábiles en la difusión de sus mensajes políticos cargados de odio y extremismo religioso a través de las tecnologías modernas de comunicación, y también en mantenerse un paso por delante de los gobiernos que las persiguen.
La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Samantha Power, dijo al Consejo de Seguridad en abril que grupos como Estado Islámico (EI), Al Qaeda, Boko Haram y Al Shabaab emplean las últimas herramientas de la tecnología moderna para impulsar su causa.
El EI «muestra una mayor sofisticación en el reclutamiento de los jóvenes, sobre todo en espacios virtuales», aseguró Power. El grupo emite alrededor de 90.000 tweets al día, y sus miembros y simpatizantes suelen repetir los hashtags o etiquetas más populares para difundir mejor sus mensajes.
Nick Ashton Hart, director ejecutivo de la Alianza de Internet y el Ecosistema Digital (IDEA), una organización no gubernamental suiza, nos dijo que vencer en la batalla digital a aquellos cuyo objetivo es la destrucción de las sociedades abiertas y pluralistas es todo un desafío, «pero siempre lo ha sido, en Internet o fuera de ella», precisa.
Ganar esa batalla exige demostrar que las sociedades pluralistas y seguras pueden ofrecer un futuro mejor. «Con respecto a la seguridad digital, francamente, estamos fracasando», observó. «Basta con mirar a la cooperación internacional básica que busca proteger a la gente en su vida cotidiana de la delincuencia, el fraude y el robo de identidad, así como de delitos como el terrorismo», indica.
Estados Unidos tiene pendientes más de 11.000 solicitudes de asistencia jurídica con respecto a todo tipo de delitos expedidas por autoridades policiales y judiciales de todo el mundo, y está lejos de ser el único. El marco internacional de asistencia legal mutua no es el adecuado para el ámbito digital, asegura Ashton Hart, el alto representante permanente del sector de las tecnologías ante la ONU, sus estados miembros y las organizaciones internacionales en Ginebra.
Power dice que el radical EI habría incluso desarrollado una aplicación para Twitter en 2014 que permite a los suscriptores de esa red social entregar el control de sus mensajes al grupo, lo que le permitiría a este enviar mensajes desde la cuenta del suscriptor individual, ampliando de manera exponencial su difusión.
En febrero, el EI publicó en Internet una prolija guía de 50 páginas, titulada «La hégira (era musulmana) al Estado Islámico», que instruye a los posibles reclutas de cómo viajar a su territorio, con indicaciones sobre la búsqueda de alojamientos seguros en Turquía, qué tipo de mochilas deben llevar y cómo responder a las preguntas de los funcionarios de inmigración sin despertar sospechas, explica.
«Y no se trata solo del EI, que se dirige con entusiasmo a los niños y jóvenes, sino también de Al Qaeda, Boko Haram, Al Shabaab y otros grupos», añadió Power a los delegados del Consejo de Seguridad. Este mes, el EI difundió un video de 34 minutos, supuestamente de su líder Abu Bakr al Bagdadi, en el que pedía a los musulmanes que se incorporen a su organización o realicen atentados en sus países de origen.
La grabación en Internet fue traducida al alemán, inglés, francés, ruso y turco, «una medida poco habitual que sugiere que el grupo espera obtener una exposición máxima», informaba el diario The New York Times.
Según la ONU, unos 600 millones de personas fueron víctimas de delitos cibernéticos en 2013. Los expertos del foro mundial estiman que estos delitos le costarán a la economía mundial alrededor de 400.000 millones de dólares anuales.
Ashton Hart, de IDEA, dice que el principal tratado de prevención del delito, la Convención contra la Delincuencia Organizada Transnacional, carece de la financiación necesaria para aplicarlo en su plenitud. Explica que «Jueces de La Haya me dicen que no pueden obtener la cooperación que necesitan para recabar pruebas digitales básicas para procesar crímenes monstruosos, en algunos casos los crímenes más graves que existen».
Y se pregunta «Si el marco internacional que el EI quiere derribar no puede manejar esos elementos básicos, ¿cómo podemos esperar ganar la discusión más extensa sobre el extremismo?».