- «Las drogas y la delincuencia son un riesgo para uno de nuestros
objetivos más importantes: garantizar el desarrollo sostenible en el mundo», dijo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ante laAsamblea General.
El Día Internacional contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) divulgó su informe anual, en el que aboga por un enfoque basado en el desarrollo para resolver los problemas de los estupefacientes.
«Las drogas siguen matando a 200.000 personas al año, destrozando familias y causando sufrimiento a miles de personas más e inseguridad, y propagando el VIH» (virus de inmunodeficiencia humana), según el director ejecutivo de ONUDD, Yury Fedotov. El último informe de la agencia estima que el cinco por ciento de la población adulta ha probado en 2010 por lo menos una vez alguna droga ilícita.
Para Thomas Pietschmann, el desarrollo sostenible, las sanciones moderadas y una mejor seguridad pueden ser herramientas para combatir el abuso.
¿Cuál es el vínculo entre desarrollo sostenible y la disminución del consumo de drogas ilegales?
Thomas Pietschmann- En los estudios que hemos realizado queda muy claro que cuando hay desarrollo sostenible en una región, hay menos producción de drogas ilegales.
Un ejemplo es Tailandia, donde en un lapso de 20 a 30 años terminamos eliminando el cultivo de opio dando a los agricultores verdaderas alternativas mediante inversiones.
¿A fin de disminuir más la producción de drogas ilícitas se aumentarán las sanciones?
T. P.- Solamente cortando y erradicando los campos no se resuelve el problema. La erradicación debe intervenir solo cuando ya se haya dado a los agricultores la oportunidad de tener un desarrollo alternativo. No hay que empezar por eliminar los campos y luego ver si los campesinos se mueren por no tener un ingreso sostenido.
Ese debe ser el último recurso. Antes de eso hay que asegurarse de que los agricultores tengan la posibilidad de tener un ingreso decente con otra actividad. No pueden aumentar las sanciones cuando la gente está marginada.
¿La ONUDD tiene políticas diferentes según los países?
T. P.- Sí, y también según las zonas dentro de los países. Por ejemplo, Afganistán es muy diverso. En el este, los campos son muy pequeños, mientras que en el sur, suelen ser mucho más grandes. Por eso, en la parte oriental del país, la solución debe ser el desarrollo rural, es decir apuntar a los servicios y a la manufactura básica para asegurarse de que los agricultores realmente tienen otras posibilidades, porque con tierras tan pequeñas es muy difícil lograr un ingreso decente. Debe ser un enfoque personalizado.
La ONUDD también destaca la importancia de la seguridad en su lucha contra las drogas. ¿Cómo se vinculan estas dos cuestiones?
T. P.- La seguridad es clave en la lucha contra las drogas ilegales. En 2010 realizamos una encuesta que mostró que en las regiones donde hay poca seguridad, el 93 por ciento de los agricultores producían opio, en tanto que donde era más seguro, ese cultivo solo representaba el siete por ciento. La diferencia es evidente. Definitivamente hay una correlación entre seguridad y producción de drogas ilegales.
¿Cuál es la posición de la ONUDD sobre el uso médico de la marihuana?
T. P.- El uso médico de la marihuana, si se hace de forma adecuada, es y puede ajustarse a la Convención Única sobre Estupefacientes, de 1961. Pero sabemos que en algunos lugares de Estados Unidos, el llamado uso médico suele apuntar a lo recreativo.
Hay algunas condiciones previas. Primero, el cultivo de marihuana lo debe manejar un organismo nacional, responsable de distribuirla antes de que las instituciones médicas la receten. Pero en algunos casos se hace un uso bastante malo de la marihuana con fines médicos.
¿Cómo cree que evolucionará la situación de las drogas ilegales en el futuro?
T. P.- Somos bastante optimistas sobre la evolución de esta situación en los países ricos.
Hay muchos elementos en juego. Por ejemplo, en esos países la población envejece, y sabemos que el uso de drogas es importante entre los jóvenes, lo que automáticamente lleva a la disminución del consumo.
Somos menos optimistas respecto de los países en desarrollo, donde hay un empuje hacia la urbanización, que generalmente conlleva mayores niveles de consumo. Hay una clara evolución del mismo desde los países ricos a las naciones en desarrollo, y nos preocupa particularmente África, donde se conjugan todos los factores de riesgo.
Ese continente es particularmente vulnerable a un aumento del consumo en los próximos años.