En el informe anual que acaba de publicar la institución paneuropea, se recuerda a los países que deben asumir y defender su identidad multicultural y por eso es importante reconocer el papel que desempeña la inmigración en la economía de los respectivos países y del conjunto de Europa.
La acusada inestabilidad financiera producida por la crisis ha provocado un aumento del «resentimiento y de prejuicios contra los inmigrantes, musulmanes y gitanos», lo que preocupa a los miembros del Comité. En el informe se señala que frecuentemente se relaciona a los musulmanes como una amenaza para la identidad nacional y que ha aumentado la violencia racista y la incitación al odio contra los grupos vulnerables.
En ese sentido esta Comisión del Consejo de Europa (ECRI) muestra su preocupación por que los partidos xenófobos atraen cada vez más el voto de los electores, consiguiendo una importante representación parlamentaria. Algunos, dice el anuario, tienen una agenda abiertamente neonazi y critica que muchos de ellos se financien mediante ayudas de la UE. Especialmente preocupante es la situación en Grecia, donde se han recogido numerosos casos de denuncias por ataques racistas y xenófobos. También resalta el aumento de actitudes racistas a través de internet.
El informe lamenta que, en algunos países los niños gitanos se enfrenten a obstáculos para acceder a la educación básica y sufran segregación en las escuelas. ECRI considera que el marco europeo de estrategias nacionales de integración para los gitanos ha de servir para fortalecer la inclusión social de esta minoría en todos los países, y alienta a todos los gobiernos a poner en práctica estrategias similares.
En relación a los derechos humanos, muestra su preocupación por las muertes de emigrantes y refugiados durante su peligrosa travesía en el Mediterráneo, y pide que se tenga especial cuidado con las personas que piden asilo, principalmente con los apátridas. Recuerda que en Europa unas 700.000 personas, se encuentran en esta situación.
La ECRI hace un llamamiento a los gobiernos a mantener un diálogo constructivo con los representantes de las comunidades musulmanas y con los medios de comunicación, para fomentar el debate y el diálogo interreligioso.