Oficialmente no hay candidatos para el cargo de presidente de la Unión Europea, previsto en el Tratado de Lisboa, pero el último Consejo Europeo sirvió para que los 27 intercambiaran nombres e ideas. Descartados unos y otros, parece que el primer ministro belga, Herman Van Rompuy, es el candidato de consenso.
No tiene una Historia especialmente brillante detrás, 62 años, democristiano, flamenco y economista, pero tampoco ningún borrón para estropear su currículum y eso le hace ser hoy el primero de la lista. La prensa belga daba este lunes la noticia por confirmada, aunque fuentes próximas al propio Van Rompuy han desmentido que sea candidato a nada.
Lo que más juega a su favor no es tanto su aportación al europeísmo, sino el descarte de los otros nombres con posibilidades. El británico Blair, por su participación en la guerra de Iraq y porque el Reino Unido no forma parte del euro ni de la zona Schengen. El luxemburgués Juncker, por su tibieza ante la crisis como presidente del Eurogrupo; y el holandés Balkenende, que parecía con más fuerza, tiene en su contra el rechazo de su país a la Constitución europea.
La canciller alemana, Angela Merkel, vería con buenos ojos un presidente de la UE procedente de un país pequeño y Sarkozy ya ha dicho que pactará con Merkel su apuesta. Incluso Zapatero daría su visto bueno al hombre que, a día de hoy, debe compartir la presidencia tripartita de la Unión con España y Hungría.
Las declaraciones reiteradas de los líderes de la UE a propósito de que la nueva cara visible de la UE en el mundo debería llenar de contenido el cargo con una personalidad brillante y un potente carisma se han desvanecido. De golpe, parece que un buen negociador es suficiente. Y eso sí que es Van Rumpuy, como demostró al convertirse en primer ministro integrando a flamencos y valones, tras la crisis más grave vivida en la política belga. De hecho su posible marcha a la Unión Europea, levanta temores entre la clase política de Bélgica, por el vacío que dejaría.
Si se confirma el nombramiento del conservador Van Rumpuy, dejaría el cargo de Alto Representante de la Política Exterior y de Seguridad a un socialista, como quieren todos. Podría ser el británico David Milliband, pero también suena el italiano Massimo D'Alema.
En cualquier caso, todo queda pendiente de que este martes el Tribunal Constitucional checo, que se reúne en Brno, rechace el recurso presentado contra el Tratado de Lisboa y el presidente Vaclav Klaus lo firme en los próximos días. Si es así, los 27 volverían a reunirse a mediados de noviembre para confirmar los nombramientos. euroXpress