Portugal vuelve a estar en el disparadero de los inversores, que este jueves han llegado a colocar los títulos lusos a diez años en un 7,63% en el mercado secundario (compraventa de títulos entre operadores), el mayor coste para el país desde su entrada en la moneda única. La presión ha obligado al Banco Central Europeo a comprar bonos portugueses para salvar al país del ataque de los mercados.
El BCE no compraba bonos portugueses desde hace dos semanas, pero por la mañana su prima de riesgo (el diferencial con el bono alemán) se disparaba hasta los 434 puntos y esto encendía todas las alarmas. La intervención de la entidad emisora europea ha apaciguado las ventas y ha logrado reducir el interés de los títulos hasta el 7.05%.
El sobresalto en Portugal ha sido grande porque parecía que las aguas se habían calmado algo tras las sucesivas medidas de ajuste puestas en marcha por el gobierno de José Socrates que repite una y otra vez que su país está en condiciones de hacer frente a los pagos y no necesita acudir al rescate de la UE.
Sin embargo, el nivel del 7% en la rentabilidad de los bonos a 10 años era el límite impuesto por el ministro portugués de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, para solicitar la intervención de la Estabilidad Europea.
Portugal buscó financiación en los mercados por última vez el pasado lunes y colocó 3.500 millones de euros en obligaciones del Tesoro a cinco años con un interés del 6,4%.