En una dura declaración conjunta que han hecho pública este domingo, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, se declaran «angustiados por las pérdidas de vidas» en Egipto al que definen como un socio «clave» de la Unión Europea.
Instan a que se pare la escalada y recuerda que la violencia puede tener «consecuencias impredecibles para Egipto y para la región».
«Mientras que todos deben ejercer la máxima moderación, subrayamos la responsabilidad particular de las autoridades provisionales y del ejército para detener los enfrentamientos. La violencia y los asesinatos de estos últimos días no se pueden justificar ni deben ser tolerados. Los derechos humanos tienen que ser respetados y defendidos. Los presos políticos deben ser liberados», dice la nota.
Se refiere al proceso político que debería llevar a la celebración de elecciones y al establecimiento de un gobierno civil. Termina la nota diciendo que la UE junto a los Estados miembros revisará con urgencia «en los próximos días sus relaciones con Egipto» y adoptará las medidas que crea convenientes.
Mientras tanto el gobierno egipcio dice en palabras de Mostafa Hegazy asesor del presidente interino, que está llevando a cabo una «guerra contra las fuerzas del extremismo». En consecuencia el primer ministro, Hazem el-Beblawi ha propuesto al ministro de Asuntos Sociales, encargado de conceder licencias a las organizaciones no gubernamentales, la disolución legal de los hermanos Musulmanes. Se está estudiando.
La organización Hermanos Musulmanes se creó en Egipto en 1928, tiene un brazo político, el partido de Justicia y Libertad creado en 2011 después de la caída de Hosni Mubarak.
Se espera que continúen las manifestaciones dentro de la semana de reivindicaciones que declararon los Hermanos y la represión de las fuerzas del orden.
Según las autoridades desde que comenzó el desalojo de las acampadas islamistas han muerto más de 800 personas, unas 200 en las últimas horas, 57 serían policías. Casi 50 iglesias, conventos e instituciones coptas han sufrido ataques e incendios en las últimas horas. Los Hermanos Musulmanes acusan a los cristianos egipcios de estar de parte del golpe militar.
Amnistía Internacional (AI) ha dado a conocer este sábado un informe en el que reúne testimonios sobre el «desprecio por la vida humana» que según la organización están mostrando las fuerzas de seguridad egipcias. Para Philip Luther, director del programa para Oriente Medio y norte de África «si bien algunos manifestantes usaron la violencia, la respuesta de las autoridades fue gravemente desproporcionada. Aparentemente no diferenciaron entre manifestantes violentos y no violentos».
La investigadora de AI en El Cairo. Diana Eltahawy, dice que ha pasado los últimos días visitando hospitales y morgues improvisadas en las mezquitas donde vio cadáveres en el suelo y a los familiares desesperados en medio de un calor terrible. Muchos de los muertos presentaban heridas de bala en la cabeza o en el pecho.
Eltahawy, que pone en duda las cifras oficiales, ha descrito las dificultades de las ambulancias para llegar a donde se las necesitaba, los accesos a los hospitales bloqueados, el miedo de las personas a ir a los centros sanitarios por miedo a represalias y las dificultades que los representantes de las organizaciones de derechos humanos están encontrando para llegar a los heridos y poder entrevistarlos. La policía y el ejército cerca los hospitales y se niegan a dar información.