El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jack Lew, detallará la propuesta a los demás titulares de Finanzas del Grupo de los 20 (G-20) países industrializados y emergentes, durante su cumbre este sábado 15 y domingo 16 en Australia.
Si la idea cobra impulso entre esos estados, la medida se podrá aprobar a través del Fondo Monetario Internacional (FMI), donde Estados Unidos es el mayor miembro votante. «El FMI ya ha jugado un papel crucial respondiendo primero, y brindando apoyo económico a los países más azotados por el ébola», dijo Lew a IPS.
«Actualmente le pedimos al FMI que amplíe ese apoyo brindando alivio de deuda a Sierra Leona, Liberia y Guinea. Ese alivio promoverá la sostenibilidad económica en los países más afectados, al liberar recursos tanto para satisfacer necesidades inmediatas como para cubrir esfuerzos de recuperación a más largo plazo», agrega.
Según el Tesoro estadounidense, esos tres países juntos le deben al FMI unos 370 millones de dólares. Y en los tres ya hay temores generalizados de las devastadoras ramificaciones financieras del ébola, además del horrendo impacto social de la epidemia.
La Organización Mundial de la Salud alertó en octubre que el virus amenaza con un «potencial fracaso estatal» en esos países. Mientras, el Banco Mundial estima que la enfermedad, que ya ha matado a más de 5.000 personas e infectado a más de 14.000, puede costar unos 33.000 millones de dólares del producto interior bruto a los países de África occidental.
Por supuesto que buena parte de la maquinaria multilateral suele ser demasiado torpe para responder a un brote viral de rápido avance. Pero hay motivos para creer que el plan de Estados Unidos puede tener impactos inmediatos y a largo plazo. Eso se debe a que con el plan el FMI podrá aprovechar un fondo único creado tras el terremoto del 12 de enero de 2010 en Haití que facilitó la cancelación de casi 270 millones de dólares de deuda haitiana.
Se trata del Fondo Fiduciario para el Alivio de la Deuda después de una Catástrofe (FFADC), y está dirigido específicamente a responder a los grandes desastres naturales en los países más pobres el mundo.
Originalmente, el FFADC se capitalizó con más de 420 millones de dólares. Pero ahora, según nos dijo a IPS un portavoz del Tesoro de Estados Unidos, ese fondo cuenta con unos 150 millones de dólares, que están disponibles casi de inmediato.
«Nuestra propuesta es que el FMI proporcione alivio de deuda para estas naciones afectadas por el ébola a partir de este fondo fiduciario», explica el portavoz. «A Estados Unidos le gustaría que se destinaran unos 100 millones de dólares a este esfuerzo, pero la suma exacta tendrá que determinarse en consultas con el FMI y sus miembros», agrega.
Mientras, el FMI dice que se prepara para considerar la propuesta. En septiembre, la agencia multilateral con sede en Washington dispuso 130 millones de dólares para apoyo inmediato a Guinea, Liberia y Sierra Leona.
«Estamos muy contentos de que algunos donantes hayan expresado interés en aumentar el apoyo a los países afectados por el ébola. Nosotros estamos dirigiéndonos a todos los donantes para ver cómo podemos llevar esto adelante... usando todas las herramientas que tenemos a nuestra disposición», nos dijo un portavoz del FMI.
El ébola, un desastre «natural»
Para los activistas contra la pobreza, las obligaciones de deuda de parte de los países pobres constituyen un obstáculo clave a la capacidad del gobierno de responder a necesidades sociales cruciales, tanto a corto como a largo plazo.
En el occidente de África, epicentro del actual brote de ébola, muchos analistas han señalado al bajo gasto en salud nacional como responsable directo de que la epidemia se saliera de control. Y al mirar el escaso gasto en el sector público, es imposible no tener en cuenta las cargas de deuda, que a menudo son agobiantes.
Por ejemplo, Guinea gastó poco más de 100 millones de dólares en salud pública en 2012, pero pagó casi 150 millones el mismo año por deuda internacionalmente adquirida, según cifras del Banco Mundial aportadas por Jubilee USA, una red antideuda que lideró la campaña para que Estados Unidos hiciera la actual propuesta.
«Con todo lo malo que es el ébola, algunos de estos países tienen desafíos mucho mayores con las muertes por malaria», nos dice el director ejecutivo de esa red, Eric LeCompte. «La suma es increíblemente importante porque cancela por completo una porción significativa de la deuda. Y el plan es que ese dinero se reinvierta en infraestructura social, incluyendo hospitales y escuelas... para abordar el problema del ébola a corto plazo pero también el fracaso a largo plazo de los sistemas de salud, que han permitido este brote», explica.
«Esta es una oportunidad muy clara de señalar a los 150 millones de dólares que quedan en el FFADC y para observar que el ébola es exactamente lo mismo que el terremoto haitiano en cuanto a ser una calamidad regional», dijo LeCompte.
«La diferencia es que esto también es una inversión a largo plazo en los problemas mismos que permiten que el ébola se propague. Así que no solo estaremos abordando el problema actual, sino también el próximo brote en esa región», añade.
No está claro si existe un mecanismo para volver a llenar el FFADC en el futuro. Según el FMI, eso «dependerá de las contribuciones de los donantes en la medida de lo necesario».
Pero, por su parte, LeCompte dijo que el FFADC tiene el potencial de superar una brecha significativa: ofrecer dinero que esté disponible de inmediato y que pueda movilizarse rápidamente para afrontar las verdaderas crisis que afectan a los países más pobres del mundo, y que van desde huracanes hasta importantes atrasos de pagos financieros.