Según los resultados de esos test, Dexia tiene invertidos casi 3.500 millones de euros en deuda griega, pero las autoridades comunitarias no apreciaron los riesgos de esa exposición y el banco francobelga quedó en tercera posición entre las entidades analizadas.
Poco después, el banco anunciaba pérdidas de 4.000 millones de euros en el segundo trimestre de 2011 y esta semana su valor se desplomaba en bolsa, hasta perder el 30% de su valor.
Ahora se argumenta que la Autoridad Bancaria Europea no tuvo en cuenta en aquel momento el peligro de que algunos países pudieran declararse en suspensión de pagos. En el mismo mes de julio, los jefes de Estado y de gobierno de la eurozona aprobaban el segundo rescate a Grecia.
Un segundo rescate del banco ya es inevitable, sin que por el momento se hable expresamente de más inyecciones de dinero público, aunque anoche el ministro francés de Finanzas, François Baroin, dejaba claro que «los Estados belga y francés responderán como en 2008». Se dice que la solución estaría en desglosar las actividades del banco, dejando un banco malo en el que se agruparían los activos problemáticos.
Dexia es el primer banco europeo en el que repercute tan abruptamente la situación en Grecia y el caso hace sonar todas las alarmas sobre el contagio al resto de la banca de la UE.El comisario de Competencia, Joaquín Almunia, ha dicho que «la crisis de la deuda está poniendo al conjunto de la zona euro bajo una presión severa». Su colega de Mercado Interior, Michel Barnier, señaló que la «situación actual demuestra que es necesario un nivel adecuado de recapitalización».
Cuando hace unas semanas, el Fondo Monetario Internacional cifró en 300.000 millones de euros las necesidades de capital de la banca europea, se negó una y otra vez desde las instituciones europeas.