Además de Israel, los principales países que no reconocen a Palestina son Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, los tres con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Su postura es que el reconocimiento de un Estado palestino independiente solo podrá lograrse mediante negociaciones directas entre israelíes y palestinos.
No obstante, debido a la frustración por el estancamiento de las negociaciones de paz, muchos de los gobiernos que no reconocen actualmente al Estado palestino son presionados por sus parlamentos y el público en general para que modifiquen sus posturas.
En Europa, por ejemplo, los parlamentos de Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Gran Bretaña, Irlanda, Italia, Luxemburgo y Portugal han aprobado resoluciones no vinculantes que recomiendan a sus respectivos gobiernos el reconocimiento de Palestina. Asimismo, el Parlamento Europeo aprobó una resolución de apoyo al Estado palestino.
Una reciente encuesta alemana también indicaba que el 71 por ciento de los alemanes está a favor del reconocimiento del Estado palestino. Además, una encuesta realizada entre 19 países resultó que el 49 por ciento de las personas entrevistadas apoya el reconocimiento de Palestina como Estado independiente, mientras que un 21 por ciento estaba en contra.
En Estados Unidos, la opinión pública fluctúa considerablemente al respecto. En 2012, el 51 por ciento del público respaldó el establecimiento de un Estado palestino independiente. Pero una encuesta realizada en marzo de este año dice que ese apoyo se ha reducido hasta el 39 por ciento, con una oposición de un 36 por ciento y un 25 por ciento sin opinión.
En 2013, la mayoría de los israelíes y los palestinos, el 63 y 53 por ciento, respectivamente, respaldaba un posible acuerdo de paz basado en la solución de los dos Estados. Sin embargo, cuando se explican los pormenores de la solución de los dos Estados en relación con asuntos problemáticos como la cesión de territorios, la evacuación de las colonias y la división de Jerusalén, ese respaldo se derrumba.
Por ejemplo, una encuesta reciente indica que aproximadamente el 75 por ciento de los judíos israelíes se oponen a la creación de un Estado palestino con las fronteras anteriores a la guerra de 1967.
Asimismo, tras el fracaso de las recientes conversaciones de paz mediadas por Estados Unidos, otra encuesta resulta que solamente un tercio de los palestinos apoyaba la solución de los dos Estados.
Además, un elemento importante que influye en este posible cambio en las políticas de los países que no reconocen a Palestina es la declaración realizada por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, referida a que durante su gobierno no se establecería un Estado palestino, lo que ha provocado un escándalo internacional.
En espera de la formación del próximo gobierno israelí, Estados Unidos, la Unión Europea y otros países señalan que están reevaluando sus relaciones con Israel. Para algunos, esa reevaluación podría incluir el reconocimiento del Estado palestino.
Por ejemplo, el viceprimer ministro británico, Nick Clegg, declaró que, tras el aparente rechazo de Netanyahu a la solución de los dos Estados, el mundo, incluido el parlamento británico, no tendría más opción que reconocer al Estado palestino.
Mientras que el gobierno estadounidense de Barack Obama sigue creyendo que la solución de los dos Estados es la mejor vía para resolver el conflicto palestino-israelí, es improbable que reconozca a Palestina a corto plazo. No obstante, es posible que Washington no se oponga a un proyecto de resolución sobre un marco de paz que circuló de manera informal en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Laurent Fabius, indicó recientemente que su país, junto con sus aliados, propondrá una resolución del Consejo de Seguridad en las próximas semanas que presentaría un marco para las negociaciones palestino-israelíes.
La propuesta haría hincapié en el derecho de ambos pueblos a vivir en sus respectivos Estados-nación y declararía que el conflicto debe cesar mediante las negociaciones entre los israelíes y los palestinos.
Un proyecto de resolución anterior, que circuló a finales de 2014 con la firma de Francia, pretendía lograr dos Estados independientes, democráticos y prósperos, Israel y un Estado de Palestina soberano, contiguo y viable, dentro de fronteras mutua e internacionalmente reconocidas, no más de 24 de meses tras la adopción de la resolución.
Los principales elementos del marco propuesto son las fronteras del 4 de junio de 1967, acuerdos de seguridad que respeten la soberanía de un Estado palestino no militarizado, con un retiro gradual de las fuerzas israelíes, una solución acordada, justa y realista al problema de los refugiados, Jerusalén como la capital compartida de Israel y Palestina, y la resolución acordada de otras cuestiones pendientes, como el agua.
Si el Consejo de Seguridad de la ONU adoptara el proyecto de resolución francés, que exigirá que Estados Unidos no ejerza su derecho de veto, se convocará a una conferencia internacional de paz sobre el conflicto palestino-israelí. A esto le seguiría el reconocimiento, por parte de Francia y sus aliados europeos, del Estado palestino independiente según las fronteras de 1967.
Lograr la solución de los dos Estados es mucho más complicado en la actualidad que cuando la ONU lo propuso originalmente en 1947, debido a los cambios demográficos.
Por ejemplo, cuando la resolución 181 de la ONU dividió al Mandato británico de Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe, sus respectivas poblaciones equivalían aproximadamente a la décima parte de su tamaño actual, con menos de 0,9 millones de personas cada uno.
Hoy en día Israel tiene 8,3 millones de habitantes, mientras que Cisjordania y la Franja de Gaza tienen 4,5 millones de personas, y hay más de cinco millones de palestinos residentes en los países vecinos.
Incluso con los considerables recursos, numerosos pronunciamientos y deseos declarados de la comunidad internacional de resolver el conflicto palestino-israelí, hay pocos optimistas que consideran viable la solución de los dos Estados a corto plazo.
Muchos, especialmente israelíes y palestinos, llegaron a la conclusión de que esta solución ya no es práctica, que sus posibilidades son escasas o nulas en los próximos cinco años, y que la realidad apunta cada vez más a la solución de un único Estado.
Parece claro que las diversas iniciativas de paz para resolver el conflicto entre israelíes y palestinos en los últimos 40 años no han conseguido el objetivo deseado.
Ahora que la mayor parte del planeta reconoce al Estado de Palestina, las principales potencias del mundo deben resolver este conflicto que lleva casi 70 años y lograr una paz duradera para israelíes y palestinos por igual.