Obama ha señalado que no tiene autoridad para levantar el embargo comercial que Washington impuso a La Habana hace 53 años, pero permitirá que más ciudadanos estadounidenses viajen a Cuba y que las sucursales extranjeras de empresas estadounidense mantengan relaciones comerciales con ese país, además de revisar la permanencia cubana en la lista, elaborada por Estados Unidos, de «Estados que apoyan el terrorismo».
También dijo que espera que el Congreso legislativo de Washington participe en «un debate honesto y serio sobre el levantamiento del embargo».
El histórico anuncio del restablecimiento de las relaciones los ha hecho Obama en forma simultánea al realizado en el mismo sentido el presidente cubano, Raúl Castro, desde La Habana. «En el cambio más significativo de nuestra política en más de 50 años, vamos a terminar con una estrategia anticuada que, durante décadas, no ha conseguido hacer avanzar nuestros intereses, y en su lugar comenzaremos a normalizar las relaciones entre nuestros dos países», declaró Obama en televisión.
Con «estos cambios, tenemos la intención de crear más oportunidades para el pueblo estadounidense y cubano, y comenzar un nuevo capítulo entre las naciones de las Américas», añadió.
El anuncio, que fue precedido por una conversación telefónica de 45 minutos en la mañana del martes 16 entre Obama y el presidente Castro, ha recibido tanto elogios de quienes consideran que el intento de Washington de aislar a Cuba fue un fracaso total, como fuertes críticas por parte de legisladores del opositor Partido Republicano.
Varios republicanos han jurado, entre otras cosas, rechazar todo intento de levantar el embargo, instalar una embajada de Estados Unidos en Cuba o confirmar a un embajador que Washington designe para cumplir funciones ante La Habana. Cabe resaltar que Washington mantiene una Sección de Intereses en la capital cubana desde 1977.
El anuncio «es el último en una larga serie de intentos fallidos del presidente Obama de apaciguar a toda costa a los regímenes delincuentes», declaró el senador cubano-estadounidense del estado de Florida, Marco Rubio, un probable candidato republicano a la nominación presidencial en las elecciones previstas para 2016 en este país.
Cuando asuma «la presidencia del subcomité del Hemisferio Occidental del Comité de Relaciones Exteriores del Senado haré todo lo posible para bloquear este intento peligroso y desesperado del presidente por realzar su legado a costa del pueblo de Cuba», ha advertido Rubio en un comunicado.
«El apaciguamiento de los hermanos Castro solo logrará que otros tiranos, de Caracas a Teherán y a Pyongyang, vean que pueden aprovecharse de la ingenuidad del presidente Obama durante sus dos últimos años en el cargo», ha añadido.
El presidente saliente del Comité de Relaciones Exteriores, el senador del Partido Demócrata Robert Menéndez, también ha criticado el anuncio de Obama.
Washington «acaba de lanzar al régimen cubano un salvavidas económico. Con el colapso de la economía venezolana, Cuba está perdiendo a su principal benefactor, pero ahora recibirá el apoyo de Estados Unidos, la mayor democracia del mundo», ha afirmado Menéndez, quien también es cubano-estadounidense.
Pero otros legisladores han elogiado el anuncio.
«Hoy el presidente Obama y el presidente Raúl Castro han hecho historia», ha dicho el senador demócrata Patrick Leahy, uno de los tres legisladores que acompañaron al contratista Alan Gross, funcionario de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), desde La Habana la mañana del miércoles, como parte de un intercambio de prisioneros y espías entre ambos países que precedió al anuncio.
En el intercambio se ha liberado por parte de Cuba a 53 prisioneros, considerados presos políticos por Washington, y a tres presos cubanos en poder de Estados Unidos.
«Quienes se aferran a una política fracasada» y se oponen «a las acciones del presidente no tienen nada que ofrecer, sino más de lo mismo. Eso no serviría ni a los intereses de Estados Unidos y su pueblo, ni a los del pueblo cubano. Es hora de un cambio», ha dicho Leahy.
«Obama ha optado por cambiar el marco entero de la relación, como lo hizo» el expresidente Richard «Nixon cuando viajó a China» en 1972, ha escrito William LeoGrande, académico especializado en Cuba de la American University, en un correo electrónico desde La Habana.
Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un centro de estudios hemisféricos con sede en Washington, nos dice que las repercusiones regionales serán mayoritariamente muy positivas. «La decisión de Obama será saludada y aplaudida en toda América Latina. El tema de Cuba ha separado profundamente a Washington del resto del hemisferio durante décadas, y esta medida... hace mucho para eliminar una fuente clave de irritación en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina», asegura Shifter.
De hecho, Obama también ha confirmado este miércoles que asistirá a la Cumbre de las Américas en Panamá en abril de 2015, algo que estaba en duda porque en la última cumbre, celebrada en Cartagena, Colombia en 2012, Castro fue invitado oficialmente, a pesar de las objeciones de Estados Unidos y Canadá.
Funcionarios de Washington han dicho a los medios de comunicación que el anuncio de este miércoles ha sido posible gracias a los 18 meses de conversaciones secretas entre ambos gobiernos, organizadas principalmente por Canadá y el Vaticano, aunque también han participado las secciones de intereses de Cuba y Estados Unidos.
El papel del papa Francisco, un argentino, ha sido clave para acercar a ambas partes, señalan las fuentes.
«El Santo Padre desea expresar sus calurosas felicitaciones por la histórica decisión tomada por los gobiernos de Estados Unidos y Cuba para establecer relaciones diplomáticas, con el objetivo de superar, en beneficio de los ciudadanos de ambos países, las dificultades que han marcado su historia reciente», ha dicho el Vaticano en un comunicado este miércoles.
El fuerte respaldo del papa Francisco podría acallar algunas de las críticas de los republicanos y cubano-estadounidenses y complicar el intento de Rubio y sus colegas de impedir el establecimiento de una embajada en Cuba y el nombramiento de un embajador, según fuentes legislativas en Washington.
Del mismo modo, es probable que importantes empresas estadounidenses, especialmente en los sectores agroindustrial y de bienes de consumo, que ven un gran potencial de mercado en Cuba, presionen a sus aliados en el bando republicano para que apoyen la normalización de las relaciones.
«Estamos profundamente convencidos de que el diálogo abierto y el intercambio comercial entre los sectores privados de Estados Unidos y Cuba traerá beneficios compartidos, y las medidas anunciadas hoy harán mucho para permitir que prosperen las oportunidades de la libre empresa», ha declarado Thomas Donohue, presidente de la Cámara de Comercio estadounidense, en un comunicado este miércoles.
«El Congreso ahora tiene que tomar una decisión», ha dicho Jake Colvin, vicepresidente de asuntos de comercio internacional en el Consejo Nacional de Comercio Exterior, una asociación integrada por muchas de las mayores empresas transnacionales del mundo. «Puede demostrar que la política se detiene al borde del agua, o insistir en que todavía existen los muros de la Guerra Fría».