José Manuel García Margallo, ministro español de Exteriores, ha admitido «disfunciones» en las labores de rescate. En un acto celebrado este martes en la Fundación Telefónica ha insistido en que las autoridades españolas «han hecho todo lo humanamente posible» para que no se produjera el fatal desenlace y ha lamentado que el contingente español, con expertos en rescate de montaña, no llegara «en el momento que les hubiese gustado».
Aunque Margallo ha repetido una vez más que Marruecos «se ha volcado» en el rescate de los tres montañeros, lo cierto es que compañeros de los accidentados insisten en criticar la falta de coordinación de las autoridades alauís. Uno de los principales problemas ha sido conseguir que el país aceptara la ayuda española. De hecho, aunque en un primer momento había autorizado la llegada de varios especialistas de los GEO y la Guardia Civil, el sábado sorprendía denegando esta autorización. Tras anunciar que había localizado a los espeleólogos, Rabat aseguraba «tener medios suficientes» y no necesitar la ayuda española.
Sin embargo, casi 24 horas después, el Gobierno marroquí no tenía más remedio que admitir su incapacidad para llevar a cabo el rescate. «Se volvió a insistir y el domingo se recibió la autorización para despegar», ha explicado Margallo. Pero los especialistas llegaron con un día de retraso, y sin margen para hacer nada por la vida de José Antonio Martínez, que fallecía apenas unos minutos antes. Más suerte tuvo Bolívar, que no había sufrido heridas de gravedad en el accidente. Los equipos de salvamento conseguían rescatarle el domingo y ya ha sido dado de alta.
La parte más compleja del dispositivo ha sido recuperar los cuerpos sin vida de los otros dos montañeros, debido a las placas de hielo y la orografía accidentada de la zona. Tres agentes del Grupo de Montaña de la Guardia Civil han puesto en marcha un dispositivo que mediante poleas subía los cadáveres de 100 metros en 100 metros hasta la superficie. Los equipos de rescate conseguían finalmente recuperar los cuerpos de los fallecidos a última hora del lunes.
Seis días a la intemperie
Virués, Martínez y Bolívar habían viajado junto a nueve personas más a Marruecos, pero el grupo se separó en dos, porque querían hacer rutas diferentes. Quedaron en reencontrarse todos tres días después, en la localidad de Taghrafet. Pero sólo acudió el guía al punto de encuentro. Al día siguiente, al ver que los tres espeleólogos no daban señales de vida, sus compañeros decidieron llamar a la Gendarmería marroquí y a la Embajada Española para poner en marcha el operativo de búsqueda.
Ese mismo día el resto de integrantes de la expedición también decidió salir en su búsqueda, y según han relatado en varios medios de comunicación, horas después conseguían localizarles en el fondo de un barranco, a más de 400 metros de profundidad y con paredes muy estrechas. Al percatarse de su presencia, uno de los montañeros accidentados les indicó por gestos, siempre según su relato, que no podía moverse. Era José Antonio Martínez, que estaba gravemente herido por la caída. También observaron que Gustavo Virués, permanecía suspendido de una cuerda. Denuncian que los medios de rescate marroquíes no llegaron hasta el día siguiente, «y con material insuficiente».
Al parecer, los tres montañeros intentaban escalar una pared del barranco cuando algo falló y dos de ellos se precipitaron al vacío. Virués pasó dos días suspendido de una cuerda y Martínez sufrió una fractura en una pierna y una contusión en la cabeza. Algunos de sus compañeros creen que el desenlace hubiera sido otro si el equipo español hubiera llegado antes. «Si no disponían de material necesario tenían que haber dejado vía libre a los expertos españoles, que sí tenían la técnica necesaria», han lamentado.
Juan Bolívar, el padre del único superviviente, era tmbién uno de los integrantes de la expedición que optó por la otra ruta. En declaraciones al programa Espejo Público de Antena 3 ha asegurado que las autoridades marroquíes utilizaban medios «obsoletos y precarios» y que no contaban con la formación necesaria. «Sabíamos dónde buscar y no nos dieron medios», ha lamentado. Los principales sindicatos policiales también han criticado las labores del Ejecutivo español, y consideran que el Ministerio de Exteriores «no ha funcionado bien».
Los esfuerzos del Gobierno se centran ahora en repatriar cuanto antes los cuerpos de los fallecidos. Los tres eran apasionados montañeros con una dilatada experiencia. En su haber tenían cumbres tan preciadas como el Atlas o el Mont Blanc y nunca antes habían tenido percance alguno. Su última expedición se salda con un triste balance: un herido, dos fallecidos, y muchas incógnitas por resolver.