En su informe De cara al 2060: Una Visión Global de crecimiento a largo plazo, la OCDE prevé un rápido envejecimiento de los actuales pesos pesados de la economía, hasta el punto de que la eurozona o Japón se verán sobrepasados por países con una población joven, como Indonesia o Brasil.
«A medida que los países emergentes más grandes y de más rápido crecimiento asuman plenamente un lugar más prominente en la economía global, nos enfrentaremos a nuevos desafíos para garantizar un mundo próspero y sostenible para todos. Educación y productividad serán los principales motores del crecimiento futuro, y debe ser prioridades de la política mundial», ha dicho Ángel Gurría, secretario general de la OCDE.
Se estima que la economía mundial va a crecer en los próximos 50 años un 3% anual, pero con marcadas diferencias entre los emergentes, que irán a un ritmo mucho más rápido, y los ahora países avanzados que crecerán lentamente o decrecerán. El aumento de los países en desarrollo, sin embargo, es engañoso. Por ejemplo, se prevé que China multiplique por siete los ingresos per cápita, pero sus estándares de vida no superarán el 60% de los países desarrollados en 2060.
La zona euro representa actualmente el 17% de la economía global, pero según las proyecciones de la OCDE dentro de 50 años supondrá solo el 9% del total. «La crisis económica que hemos estado viviendo durante los últimos cinco años, finalmente será superada, pero es posible que el mundo que nuestros hijos y nietos hereden sea completamente diferente al nuestro», dice Gurría que apunta a un cambio en las previsiones si se dan «audaces» reformas estructurales en los países avanzados que puedan igualar el crecimiento y el nivel de vida de los mercados emergentes.
Según la OCDE, España crecerá una media de un 1,7% anual hasta 2060, por encima de la previsión para Francia o Alemania, pero seguirá muy debajo de la media de la economía global, que crecerá en ese periodo un 2,9%.
El secretario general del organismo económico cree que «no se ha salido del túnel» de la crisis, y justificó la elaboración de este informe a largo plazo para contar con una «clara hoja de ruta» que pueda cambiar el escenario actual.