La UE viene persiguiendo a China desde hace meses para que aumente su participación en los intentos por estabilizar la moneda única y este martes en Pekín, el primer ministro, Wen Jiabao, lo ha confirmado, pero su promesa se ha quedado en «para ello impulsaremos la comunicación y la coordinación con la UE».
Por si acaso, el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, ha advertido de que «lo que sucede en Europa afecta al crecimiento de China y viceversa... Nuestro éxito es el suyo». Van Rompuy y Barroso han publicitado los esfuerzos europeos para salir de la crisis de deuda, como garantía de estabilidad, pero las posibles inversiones chinas no se han cuantificado.
Europa es el mayor socio comercial de China y sus intercambios superaron los 500.000 millones de euros el año pasado. Las restricciones de Pekín a las importaciones han estado en la agenda de la cumbre, igual que la rebelión de sus líneas aéreas a pagar la cuota por contaminación impuesta por la UE, el veto de Pekín a las sanciones de la ONU sobre Siria y el respeto a los derechos humanos. Según el comunicado oficial, ha habido avances, poco más.