La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha revisado claramente al alza sus estimaciones sobre el trabajo forzoso, 21 millones de personas trabajan forzados produciendo unas ganancias a sus explotadores de 150 mil millones de euros al año. Más de la mitad de las víctimas son mujeres.
Mª Ángeles Fernández y J. Marcos /Lisboa
Apenas un mes después de la revolución del 25 de abril de 1974 en Portugal, el periódico O Século titulaba en portada: «El Gobierno Provisional fija en 3.330 escudos el salario mínimo mensual para los trabajadores por cuenta ajena». El valor económico actual de aquellos 3.330 escudos es de unos 548 euros, pero el salario mínimo en 2014, 40 años después de la creación de este tope salarial por lo bajo, está establecido en 485 euros. La situación cobra más relevancia si se la compara con el resto del continente: el sueldo mínimo europeo es de 823 euros, según Eurostat, más de 300 euros por encima de la situación lusa.Una coalición de 134 inversores institucionales ha reclamado a empresas trasnacionales que adopten políticas de transparencia en sus cadenas de suministro y que refuercen la asistencia a sobrevivientes y familiares que aún sufren las consecuencias del incendio que hace un año derrumbó un centro textil en Bangladesh y causó la muerte de más de 1.130 trabajadores.
Desesperado por la falta de mano de obra para atender el auge de la construcción, Japón se propone ampliar su controvertido programa de aprendices extranjeros para que trabajadores no cualificados de Asia puedan trabajar en empresas japonesas durante cinco años. Hasta ahora, el plan de prácticas vigente desde 1993, es de tres años. Pero el sistema está plagado de problemas.
Los trabajadores españoles están entre los menos satisfechos de la UE con sus empleos, sólo un 20%, detrás de Croacia (18%) y seguido por Italia (25%). El nivel más bajo lo ostenta Grecia, con un 16% de satisfacción, según el último informe del eurobarómetro publicado este jueves.