El asesinato grabado del periodista estadounidense, James Foley, por la yihad del autoproclamado Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL) ha puesto en la picota del panorama occidental el grave conflicto, que desde hace meses, se vive en el país; vecino del, también, combate sirio. Estados Unidos considera el hecho como un «acto terrorista», anunciando «medidas represivas»; Europa hace lo propio ante la posibilidad de que el verdugo que aparece junto al periodista sea de origen británico. No resulta extraño, según estimaciones, la cifra de combatientes europeos por la causa desplegados en el lugar superaría el millar.
Alepo (IPS)- Las congestionadas calles cercanas a la Ciudad Vieja de Alepo, la segunda mayor de Siria y otrora un centro industrial y comercial, solían estar repletas de talleres mecánicos. Ahora, piezas de vehículos, chatarra, trinitrotolueno (TNT) y otros materiales explosivos se envasan en bidones de petróleo, tanques de agua u otros recipientes cilíndricos de gran tamaño que las fuerzas del gobierno de Bashar al Assad transforman en bombas de barril arrojándolas desde helicópteros militares sobre zonas pobladas de la ciudad en poder de la insurgencia.
En el centro de la Comisión Electoral Independiente (CEI), al este de Kabul, se almacenan desde hace dos meses las 22.828 urnas de las últimas elecciones presidenciales de Afganistán. Son cuatro barracones de uralita que se han convertido en el objetivo número uno de la insurgencia.
Crece el interés de occidente por colaborar con el pueblo kurdo. Al compromiso de Francia, Italia y Gran Bretaña de enviar armas para apoyar su lucha contra los yihadistas aprobado la semana pasada a la que se suma una macro operación de ACNUR para llevar suministros a más de medio millón de personas desplazadas en el norte de Irak. También la UE hará un nuevo envío de ayuda humanitaria.
América Latina es la región del mundo donde los gobiernos más decididamente han apoyado a la causa de Gaza ante la metralla de Israel, retirando algunos embajadores de Tel Aviv y con duros pronunciamientos de varios presidentes contra los ataques al pueblo palestino. Pero paradójicamente, dicen algunos especialistas, esa solidaridad les priva de jugar un papel determinante en la búsqueda internacional de contener, reducir o solventar el conflicto.
La única carretera por la que aún se pueden introducir suministros a la zona oriental de Alepo, la mayor ciudad de Siria en poder de las fuerzas insurgentes, está sumamente dañada y expuesta al fuego enemigo. Todos los camiones que llevan trigo a las panaderías subterráneas, jabón y combustible para vehículos y generadores viajan por esta ruta. Los francotiradores concentran la atención en esta vía y otros frentes de esta ciudad de 2,1 millones de habitantes, mientras el gobierno de Bashar al Assad reduce el resto de la urbe a escombros con sus constantes bombas de barril.
Los turcos deciden este domingo, por primera vez con sufragio directo, al que será futuro presidente del país. Y si se cumplen los pronósticos, el puesto ya tendría nombre: Recep Tayyip Erdogan. Con 60 años y primer ministro desde 2003 ha querido dar el salto a la presidencia porque no podía presentarse a un cuarto mandato. La mayoría de los sondeos le da un apoyo superior al 51%. Si fuera así ni siquiera habría una segunda vuelta. Erdogan ha hecho campaña pero tampoco ha tenido que despeinarse mucho.