De nada ha servido el bloqueo de España al nombramiento del sustituto del español González Páramo en el Banco Central Europeo (BCE). Tampoco se ha tomado en consideración la protesta de la Eurocámara que quería que el puesto lo ocupara una mujer. Ha sido, Yves Mersch, favorito de Angela Merkel, un estricto banquero partidario de los ajustes.
La Unión Europea muestra su enésima división para fijar el presupuesto comunitario para los próximos siete años, en un totum revolutum, en el que priman sin tapujos los intereses nacionales. Los contribuyentes netos, «amigos de gastar mejor», y los beneficiarios de las ayudas, «amigos de la cohesión», han formado dos frentes irreconciliables que hacen temer por una cumbre sin acuerdos que retrasaría la negociación hasta febrero.
En 2011, España fue el segundo Estado que más denuncias presentó ante el Parlamento Europeo sobre infracciones de leyes comunitarias, según revela el informe anual que evalúa cualitativa y cuantitativamente la actividad de la Comisión de Peticiones. En total, los españoles presentaron 204 quejas, sólo por detrás de los alemanes que lo hicieron en 315 ocasiones.
Los funcionarios contractuales de la UE se han manifestado en Bruselas y en las representaciones de los Estados miembros contra los recortes en el presupuesto que se debate este jueves. Incluso le han dirigido una carta de protesta al primer ministro británico David Cameron, que es el que más presión ejerce para reducir el presupuesto.
Los 27 jefes de Estado o de gobierno de la UE se reúnen desde este jueves en un Consejo Europeo que promete bronca. El presupuesto plurianual 2014-2020 enfrenta, una vez más, a los socios comunitarios. Los que ponen más dinero exigen rebajas, los que se más se benefician de los fondos europeos quieren mantenerlos para compensar sus propios planes de austeridad. El Parlamento Europeo que, en esta ocasión, cuenta para la aprobación final, apuesta por la inversión para salir de la crisis.
Los eurodiputados españoles, a excepción de los 25 del PP, podrían votar en contra del polémico nombramiento del maltés Tonio Borg como comisario de Salud y Consumo. La votación será el miércoles y en secreto, por lo que nunca sabremos el sentido de voto de cada diputado.
La Unión Europea debate estos días los presupuestos comunitarios para los próximos siete años. Todos los Estados hacen encaje de bolillos para, por un lado, proteger sus intereses y, por otro, evitar dar más que los demás. Polonia quiere evitar una disminución drástica por miedo a perder los jugosos fondos europeos que están favoreciendo su crecimiento económico y social. Italia, está temerosa de que la austeridad se lleve por delante las partidas comprometidas para las víctimas del terremoto en la región de Emilia-Romaña.