El convoy del miedo
Un tren cargado de residuos nucleares ha salido este viernes desde la estación de la ciudad francesa de Valognes, hacia la antigua mina de sal de Gorleben en Alemania, el lugar donde ese país almacena sus residuos atómicos.
Los antinucleares franceses y alemanes aseguran que es «el tren más radiactivo de la historia» y han vuelto a reorganizarse para retrasar en lo posible su llegada a destino donde esperan reunir a unos 30.000 activistas contra las nucleares, prácticamente el mismo número de policías que ha desplegado Alemania.
La Unión Europea ha decidido tomar cartas en el asunto de los residuos nucleares para evitar que se sigan enviando de unos países a otros y terminen en los menos desarrollados con gran peligro para la salud y el medio ambiente..
La directiva que ha presentado este miércoles persigue encontrar una solución definitiva a los residuos procedentes de las centrales nucleares, a los combustibles usados y a los restos de investigaciones médicas. Para ello insta a los Estados miembros a presentar antes de 2015 planes nacionales con un calendario detallado de construcción y gestión de instalaciones para almacenarlos, una evaluación de los costes y un sistema de financiación.
El horario de invierno, vigente en Europa desde la madrugada de este domingo, supone un ahorro energético del 5%, según el ministerio español de Industria, una cantidad insignificante, según algunos expertos y organizaciones ecologistas.
Dos veces al año, con cada cambio de hora, obligado por una directiva europea de 1981, se debate sobre la poca utilidad de la medida y sobre las consecuencias negativas que tiene para la salud.
El futuro del carbón en España está en la cuerda floja. Pende de un hilo que se romperá si la Comisión Europea no da su visto bueno al real decreto que asegura la quema de carbón autóctono en las centrales térmicas. La decisión podría tomarse el miércoles. El carbón español no es competitivo y quemarlo contamina demasiado.
Las minas no pueden sobrevivir sin ayudas públicas. Peligra su continuidad a partir de 2014. Pero el carbón es el único combustible del que España tiene reservas y de él dependen comarcas deprimidas para las que la minería lo es todo. El gobierno está convencido de que Bruselas aprobará el decreto, pero el horizonte pinta de color negro, tan negro como el carbón, si el combustible fósil y la sostenibilidad ambiental no se dan la mano.
Europa tendrá la primera red mundial de proyectos tecnológicos de captura y almacenaje de CO2. La Comisión europea ha lanzado la iniciativa con el fin de que la industria y la ciencia compartan conocimientos y esta tecnología, que considera esencial para una drástica reducción de las emisiones, desarrolle todo su potencial y, sobre todo, pueda ser viable económicamente.
Si los planes de la canciller Angela Merkel salen adelante, habrá centrales nucleares en Alemania hasta 2040, quince años más de lo previsto por el anterior gobierno socialdemócrata. El gobierno de Berlín ha decidido prorrogar la vida útil de las actuales centrales como fórmula puente hasta llegar a un desarrollo total de las energías renovables.
La oposición considera que Merkel se ha vendido a los grandes consorcios eléctricos, aunque tendrán que pagar miles de millones por la prórroga, y los medioambientalistas lo consideran una irresponsabilidad que supondrá más gastos y más residuos radiactivos.
El 62 % de los generadores eléctricos instalados en la UE en 2009 usa energías renovables. Es un 5% más que el año anterior. La energía eólica es la más extendida, seguida de la fotovoltaica y, a distancia, la biomasa y la solar.
Según datos de la Comisión europea, el 19,9% de la electricidad consumida en Europa lo producen energías renovables. Bruselas celebra estos datos, pero advierte de que es necesario mejorar el acceso a las redes y ofrecer apoyo público a la investigación.