La Unión europea tiene un compromiso público para reducir sus emisiones de CO2 en un 50% en 2050. En ese trabajo común, según la Comisión europea, tienen una importancia decisiva las tecnologías de captura, transporte y almacenaje de CO2 (CCS, en sus siglas en inglés).
Este viernes, Bruselas ha puesto en marcha la primera red mundial de proyectos tecnológicos de CCS, en la que involucra a las empresas energéticas y los científicos de forma que los avances tecnológicos y nuevos conocimientos se compartan, permitan desarrollen energías limpias y puedan hacerse viables económicamente de aquí a 2020.
Para que todo el sector energético se beneficie de los trabajos realizados, un foro consultivo se reunirá anualmente y evaluará los logros. Estará formado por representantes de los Estados, centrales eléctricas, investigadores, ONG y organismos internacionales. C«ompartir conocimientos será crucial para acelerar el desarrollo de tecnologías propias en Europa y en el mundo», ha dicho el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger.