Bruselas estudia la creación de un impuesto europeo

La Comisión europea baraja la posibilidad de implantar un impuesto directo europeo en la próxima reforma del presupuesto de la UE. Las tres cuartas partes de los ingresos de la Unión proceden de las aportaciones de los Estados y, en tiempos de crisis, hay que buscar nuevas fórmulas de financiación.

La idea no es nueva, pero siempre la han rechazado los gobiernos de los 27. Ahora se cree que con los ajustes presupuestarios nacionales, el nuevo impuesto aliviaría las cuentas de los Estados y habría una opinión favorable. Alemania ya ha dicho que no.

El próximo septiembre toca revisar los planteamientos del presupuesto de la Unión Europea y la Comisión se plantea la creación de un nuevo impuesto europeo directo para reducir las contribuciones de los Estados miembros.

El portavoz de Presupuesto, Patrizio Fiorilli, ha dicho que «ha llegado el momento de buscar fuentes alternativas de ingresos para el presupuesto de la UE. El tratado dice que la UE debería tener sus propias fuentes de ingresos, con las contribuciones de los estados miembros para cuando se necesite cubrir algún agujero.»

La realidad actual es bien distinta. El 76% de los ingresos comunitarios proceden de las aportaciones de los 27, que siempre se han opuesto a crear cualquier otro impuesto que tenga como destinataria a la UE. Sin embargo, la crisis ha llevado a todos los Estados comunitarios a introducir importantes ajustes presupuestarios y el dinero no da para todo. Por eso, habría que buscar nuevas vías de ingresos

En declaraciones al Financial Times Deutschland, el comisario de Presupuestos, Janusz Lewandoski, se mostraba confiado en que la aceptación del impuesto europeo fuera ahora mayor:«Muchos países quieren rebajar esa carga, lo que abre la puerta a pensar en recursos propios que no haya que pedir a los ministros de Finanzas».

Su portavoz ha aclarado que el comisario se refería al interés de los 27 en reducir su aportación al presupuesto comunitario. «Con el actual clima de austeridad, es bastante obvio que los estados miembros estarían contentos si hubiera alguna manera de reducir las aportaciones de los estados miembros». El ministerio de Finanzas alemán ya ha rechazado abiertamente la posibilidad de introducir un nuevo impuesto.

Sin embargo, Bruselas cree que éste es un buen momento para reabrir el debate y baraja crear la nueva tasa partiendo de distintas opciones: sobre el transporte aéreo, las transacciones financieras o la emisión de gases de efecto invernadero. Tasas que, en propuestas anteriores, ya tenían beneficiarios potenciales: ayuda al desarrollo, fondo de rescate para futuras crisis o ayuda a otros países para luchar contra el cambio climático.

En cualquier caso, Patrizio Fiorilli, avanza que cualquier decisión que tome la Comisión europea debe ser «aceptable políticamente, financieramente razonalbe y práctica». Dice además que sería un error pensar sólo en los ingresos cuando es un hecho que habrá que debatir las prioridades de gasto. euroXpress